Este artículo se publicó hace 13 años.
HRW advierte a fuerzas del orden libias que pueden ser perseguidos penalmente
Human Rights Watch (HRW) advirtió hoy a los miembros de las fuerzas de seguridad libias y combatientes extranjeros que pueden ser castigados penalmente con arreglo al derecho internacional por el uso ilegal de la fuerza y les recordó que tienen obligación de desobedecer órdenes contrarias a la ley.
"Cada policía, soldado o combatiente extranjero en Libia está sobre aviso. El mundo os está mirando. Podéis ser castigados con todo el peso de la ley si comentéis ataques ilegales", dijo Sarah Leah Whitson, directora de HRW en Oriente Medio y Norte de África.
En un comunicado, añadió que "no hay inmunidad" para estos delitos, aunque se estén recibiendo a sus superiores. De hecho, afirmó: "Tenéis la obligación de desobedecer órdenes ilegales".
Con independencia del rango del afectado, la ONG recordó que está prohibido el uso ilegal de la fuerza contra manifestantes y "en cualquier otra situación en la que las personas que utilizan la fuerza ilegal están actuando como agentes del orden".
Además, apuntó que la responsabilidad penal puede aplicarse sobre quienes cometen los delitos, pero también sobre quienes dan las órdenes y quienes, estando en posición de mando y debiendo de ser conscientes de los abusos, no intervienen para prevenir, informar o enjuiciar a los responsables.
La organización asegura que, además de atacar a manifestantes, otros actos de las fuerzas de seguridad que pueden ser perseguidos penalmente incluyen las detenciones ilegales, los abusos físicos o psíquicos de los detenidos y "la falta de asistencia médica a la primera oportunidad a alguien que ha sido herido".
Además, recuerda que las fuerzas estatales de seguridad están regidas por estándares internacionales y que Libia es parte de la Convención Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, que prohíbe los asesinatos arbitrarios.
HRW emitió este mensaje mientras decenas de miles de personas se manifiestan en Bengasi, la segunda ciudad de Libia, para pedir la caída del líder libio Muamar el Gadafi, que instó a sus seguidores a reducir a los manifestantes y amenazó también con abrir los arsenales del país para armar a las tribus libias y luchar contra los intentos por terminar con su régimen.
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