Este artículo se publicó hace 16 años.
Hu constata la "desalentadora" tarea del rescate de las víctimas del terremoto
Los equipos de rescate continúan hoy removiendo los escombros del terremoto que el lunes azotó el suroeste de China, una tarea "desalentadora", en palabras del presidente chino Hu Jintao, la de sumar pocos milagros y muchos muertos: 22.069 según las últimas cifras provisionales.
Cuatro días después del seísmo las autoridades calculan que quedan todavía 14.000 personas atrapadas en los escombros causados por el devastador terremoto de 7,8 grados en la escala abierta de Richter, cuyo epicentro fue localizado en la provincia de Sichuán.
Las últimas cifras oficiales ofrecidas hoy por el vicegobernador de Sichuán, Li Chengyun, sitúan en más de 21.500 los muertos en sólo en esa provincia, a los que hay que sumar otros fallecidos en Gansu, Shaanxi, Chongqing, Henan, Yunnan y Hubei, lo que ofrece una idea de la magnitud de un temblor sentido en toda Asia continental.
Un contingente de 84.000 militares y 42.000 paramilitares rastrea el radio de 100 kilómetros en torno al distrito Beichuan, epicentro del temblor, con la esperanza de hallar supervivientes, posibilidad considerada escasa pasadas las 72 horas posteriores al seísmo.
Las réplicas aún se suceden y hoy a las 13.25 hora local (05.25 GMT), un nuevo seísmo de 5,9 grados en la escala de Richter sepultó varios vehículos en Lixian, a 50 kilómetros del epicentro de la catástrofe.
El Instituto Nacional de Meteorología anunció que las temperaturas subirán en los próximos días, circunstancia que obliga a los 32.000 profesionales sanitarios que operan en Sichuán a extremar la prevención de posibles epidemias.
"La tarea es ardua y el tiempo apremia", sentenció Hu, quien hoy aterrizó en Sichuán para coordinar y alentar sobre el terreno a unos equipos de rescate que han prometido no rendirse mientras se escuchen gritos bajo los inmuebles derruidos.
Gritos como los que hoy resonaban entre los cascotes de un instituto de secundaria de Beichuan, de entre los que se logró rescatar a un estudiante en las últimas horas.
Los cálculos provisionales apuntan que, sólo en la provincia de Sichuan se vinieron abajo 6.898 escuelas.
El Gobierno ha comenzado a investigar por qué se derrumbaron tantas escuelas en el seísmo, uno de los aspectos más controvertidos de la tragedia, y que ha suscitado críticas entre el pueblo chino.
El ministro de Vivienda y Desarrollo Urbano y Rural, Jiang Weixin, explicó hoy en una conferencia de prensa que no se puede excluir la mala calidad de los edificios como causa.
Jiang destacó que los estándares de construcción de Sichuan establecen que los edificios deber ser construidos de forma que puedan resistir terremotos con una intensidad de grado 7 en la escala de Mercalli, que mide el riesgo de daños por terremotos en base a la historia, cuando el movimiento telúrico del lunes alcanzó los entre 10 y 11 grados.
"No sólo se derrumbaron estas escuelas, sino también los edificios que estaban a su alrededor, y no todos los colegios se desplomaron", añadió Jiang, quien aseguró que a tenor de los resultados de la investigación se depurarán responsabilidades.
"Lo primero es salvar vidas y asegurar el suministro de agua en los refugios y albergues", agregó el ministro, para luego anunciar que el gobierno prepara un plan de choque para atender a los damnificados que se han quedado sin hogar.
Expertos en ingeniería citados el jueves por el rotativo independiente "South China Morning Post" culparon de los derrumbes a un deficiente diseño y a la falta de inversión en educación, en especial en las zonas rurales.
De fondo planea también la sombra de la corrupción en el sector de la construcción, que resulta en inmuebles deficientes fruto de utilizar materiales baratos.
Precisamente la cementera "Anhui Conch", la mayor del país, ha prometido destinar 1.600 millones de dólares a la reconstrucción de las zonas arrasadas por el terremoto en Sichuán, una provincia en la que no opera esta compañía china, eclipsada allí por la francesa "Lafarge".
El gobierno central chino ya ha destinado más de 200 millones dólares a los esfuerzos de salvamento, y los gobiernos provinciales y locales de toda China han hecho lo propio con partidas que en total superan los 225,8 millones de dólares.
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