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La huelga sigue el fin de semana con menos movilización pero radicalizada

EFE

La huelga indefinida del transporte público en Francia continúa el fin de semana, con una movilización minoritaria que va menguando, pero radicalizada respecto a las consignas de las direcciones de los sindicatos, desbordados, y con efectos sobre millones de usuarios.

Hoy, en el tercer día consecutivo de paro contra la reforma de los regímenes especiales de pensiones, el seguimiento continuó disminuyendo, con un 32,2% de huelguistas en la compañía ferroviaria SNCF, frente al 42,8% del jueves y el 61,5% del miércoles.

En la entidad del transporte metropolitano de París RATP, la dirección estimó que un 23,3% de sus trabajadores hicieron huelga, después del 27,2% que había calculado el jueves y el 44% el miércoles.

En las empresas públicas de energía, que también están acogidas a los regímenes especiales de pensiones (EDF y GDF), el porcentaje fue prácticamente nulo igual que el jueves, y en GDF incluso se inició una negociación en la que no participaba el principal sindicato, la Confederación General del Trabajo (CGT).

Pese a todo, las protestas se fueron radicalizando, con episodios como una invasión de las vías por los huelguistas en Toulouse, o diversos actos de vandalismo denunciados por las empresas y los sindicatos, así como abundante presencia de piquetes.

El efecto para millones de personas que cada día utilizan para sus desplazamientos el tren o los transportes metropolitanos de la región de París fue un nuevo caos y muchos optaron por el coche particular, lo que provocó decenas de kilómetros de retenciones.

A modo de ejemplo, la SNCF sólo mantuvo 250 de los 700 trenes de un día normal, un 20% del resto de los trenes de largo recorrido y la mitad de los regionales.

En cuanto a la RATP, circulaban en torno al 20% de los metros de media, aunque algunas líneas habían estado completamente paradas durante horas; alrededor del 30%-40 de los autobuses de la región estaban en servicio; y una parálisis casi general en ciertas líneas de trenes de cercanías, como la que comunica la capital con sus dos aeropuertos.

La Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT) pidió a los trabajadores de la SNCF (donde es minoritaria) el fin de la huelga, un llamamiento al que habían hecho oídos sordos las asambleas generales que se fueron celebrando durante el día en los principales centros de trabajo, y que se pronunciaron por continuar con las protestas.

Tampoco hicieron mella las declaraciones del ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, al señalar que en cuanto acabaran los paros "inmediatamente" se iniciarían las negociaciones a tres bandas entre las empresas y los sindicatos, en presencia del Gobierno, según el acuerdo aceptado por las centrales.

Pero la dirección de la CGT, motor de la movilización, exigió antes de desconvocar el paro una negociación sobre el marco de las negociaciones a tres bandas que debería definir también los temas que se abordarán.

El responsable de este sindicato en la SNCF, Didier Le Reste, negó hoy que esa exigencia tuviera que ver con que se han visto desbordados por las bases, ya que esa demanda no apareció hasta que se comprobó que las asambleas de huelguistas se pronunciaban en favor de continuar el paro.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reunió por la tarde a los presidentes de las empresas afectadas, después de haber tratado de esta crisis con su primer ministro, François Fillon, y con los titulares de los departamentos de Trabajo y Transportes.

El paro está convocado contra la reforma de los regímenes especiales de pensiones, a los que cotizan alrededor de medio millón de trabajadores (hay un millón de pensionistas), esencialmente en la SNCF, en la RATP, en las empresas públicas de energía (EDF y GDF), y los secretarios de notaría.

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