Este artículo se publicó hace 15 años.
El humor británico es cosa de hombres
Ni rastro de mujeres entre los más de 400 shows cómicos del Fringe Festival
Y los nominados de este año para el premio del Festival de Edimburgo a la comedia y a la revelación son ¡Todos hombres! El género de los finalistas arroja un resultado abrumador: hombres, 14 mujeres, 0. En Edtwinge, la página de Twitter promovida por el Fringe para capear la ausencia de críticos, los espectáculos más votados y recomendados por el público son de hombres y para hombres. Las mujeres no asoman en el top 10. ¿Misoginia? ¿Un público mayoritariamente masculino que responde mejor a los guiños relativos al pene y vaginales hechos por hombres? ¿O a que los estereotipos regionales de las islas son mejor representados por ellos? ¿O a que los chistes sobre políticos británicos, esencialmente hombres, requieren de testosterona para ser contados?
De los 400 shows cómicos de Edimburgo este año, apenas una octava parte fueron hechos por mujeres, una cifra que, sin embargo, crece año a año. La mayor oferta de espectáculos y la creciente demanda masculina ofrecen una respuesta en clave de teoría económica. Pero el surgimiento de la galardonada Emma Thompson en 1981 como una de las reinas de la comedia británica cuando se instauró el premio parece desmentirlo.
Bukowski también tendría algo que decir en el Edimburgofestivalero de agosto, volcado sin prejuicios a la bebida, el sexo y otro tipo de excesos. En este reino bukowskiano, el premio a la comedia en 2009 fue para Tim Kay, de 32 años, por su espectáculo Rompe zorras. La revelación fueJonny Sweet, con su tan criticado como aplaudido Casi todo sobre Arthur. Sweet, de 24 años, es una estrella que interpretará la juventud de David Cameron, el líder de los Tories y posible futuro primer ministro británico.
"Comediante, no mujer"Lejos de los elogios y losflashes, Sarah Millican (Mujer típica), Laura Solon (Sopa de conejo) o Lucy Porter (El oro de los idiotas), algunas de las comediantes más brillantes de las islas, estuvieron borradas del podio.
En las antípodas de la condescendencia que la ausencia femenina de los grandes premios hace suponer, Millican se niega a revolcarse en el fango machista para justificar los premios desde las diferencias genitales. "No soy mujer, soy comediante y quiero ser juzgada frente a otros comediantes y no frente a otro género", escupe con rabia en un artículo para The Guardian.
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