La Conferencia Episcopal se colocará al pie de la pancarta de la manifestación contra la reforma de la Ley del Aborto que tendrá lugar en Madrid el 17 de octubre. Una marcha que consideran 'legítima y conveniente', aunque los obispos se esfuercen por asegurar que, en esta ocasión, la Iglesia 'no convoca ni organiza' la movilización.

Para los obispos, la marcha del 17 de octubre es 'un desafío de gran trascendencia', puesto que la nueva ley 'supone un serio retroceso en la protección del derecho a la vida de los que van a nacer, un mayor abandono de las madres gestantes y un daño irreparable para el bien común'. La norma, añadió el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, 'es todavía más injusta que la ley actual, ya de por sí injusta'.

'Afortunadamente, la Iglesia no está sola en defensa de la vida', apuntó Camino, que trató de apuntar que no va 'contra nadie'. Sí frente al Gobierno. En este punto, señaló que 'los obispos no actúan nunca con cálculos de oportunidad política', y aseguró que lamentaría que el diálogo con el Gobierno se enfriase. 'Esperamos que la defensa de la vida no sea obstáculo para el diálogo', añadió.

Para los obispos, 'la Iglesia no interviene en política', pero sí tiene derecho a hacerlo en cuestiones que, como la del aborto, 'también son religiosas'. Sin embargo, no opina lo mismo cuando se da la vuelta al argumento, como sucediera con la fallida reprobación al Papa en el Congreso por sus palabras sobre el condón en África. En este punto, Camino denunció que 'las confesiones religiosas deben ser libres y actuar sin temor a ser juzgadas por el Estado'.

Por otro lado, el vicepresidente primero del Grupo Popular Europeo (PPE) y líder del PP en el Europarlamento, Jaime Mayor Oreja, aseguró ayer en Salamanca que el aborto 'no puede ser nunca un derecho' y una democracia que lo acepte así 'se está introduciendo en una pendiente suicida', informa Efe. En su opinión, la futura ley es 'una tragedia'.