Hong Kong, India, Indonesia y Tailandia, entre otros países asiáticos, se inundan de ropa de Zara, Berska y Stradivarius. Las marcas del imperio Inditex, fundado por Amancio Ortega, han prendido en Asia y este tirón explica gran parte de los buenos resultados que ayer difundió el grupo. En el semestre de febrero a julio (el periodo fiscal que declara), Inditex sorteó la crisis y ganó 717 millones, un 14% más que en el mismo periodo del año pasado, muy por encima de lo que estimaban los analistas. Las ventas crecieron un 12%, hasta 6.209 millones.

El secreto está en la internacionalización, en la que Inditex va a seguir avanzando, tras abrir 177 tiendas en seis meses (ya está presente en 78 países) y preparar la entrada en Sudáfrica, Taiwán, Georgia, Azerbaiyán y Perú. Los países emergentes de Asia dieron el maná, ya que los ingresos crecieron un 27%, hasta 1.055 millones. De hecho, esta área geográfica ya representa el 17% de la facturación total del imperio Zara, frente al 15% del año pasado. Ese aumento del peso es justo lo que ha retrocedido España en la tarta total, a la que ahora aporta poco más que una cuarta parte de las ventas: el 26%. En plena crisis y con el consumo totalmente deprimido, el mercado español aguantó y, finalmente, creció en el primer semestre, pero con mucha menos fuerza que el resto: un 4% frente a las subidas del 12% en Europa (sin contar España), que sigue siendo el primer mercado, y también en América.

Muchos empresarios envidian, a buen seguro, el balance de Inditex, con un endeudamiento mínimo en tiempos de grandes deudas.

Los inversores premiaron las cuentas de Inditex en Bolsa al ser la empresa del Ibex 35 que más subió, un 0,95%, en un día de bajadas.

El flamante presidente de Inditex, Pablo Isla, que sustituyó a Ortega en su cargo en julio, reivindicó, en una conferencia con analistas, el modelo de negocio 'multiconcepto y multicanal', con la venta por internet como apuesta fuerte y ya en vigor. La lanzará en Japón en octubre.