Este artículo se publicó hace 15 años.
Los incendios causan casi cien muertos en Australia
Las autoridades buscan a un centenar de desaparecidos en la peor ola de fuego de la historia del país, que ya destruido 700 casas y 340.000 hectáreas // Hay 16 siniestros todavía sin controlar
El hallazgo de cadáveres entre los restos de coches y casas calcinadas elevó ayer a 93 los muertos en los incendios que han destruido más de 700 viviendas y 340.000 hectáreas de terreno en los sureños estados de Victoria y Nueva Gales del Sur, en la peor ola de fuego de la historia de Australia.
El recuento policial de víctimas, todas ocurridas en Victoria, ha ido en aumento en un goteo incesante a lo largo del fin de semana, a medida que los equipos de rescate han logrado acceder a los lugares arrasados por las llamas.
«El infierno nos ha visitado con toda su furia», declara el primer ministro
Las autoridades buscan a un centenar de personas desaparecidas, por lo que se prevé que el número de víctimas mortales siga aumentando. La Cruz Roja de Australia atiende a 3.730 personas sin hogar.
Entrada la noche, 30 incendios proseguían su avance en Victoria, siete de ellos sin control y dos cerca de zonas pobladas, mientras que en Nueva Gales del Sur los bomberos y voluntarios combatían 53 frentes, de ellos nueve incontrolados, pero ninguno próximo a zonas habitadas.
Nunca visto
Las llamas han convertido en cenizas Kinglake y Marysville
"El infierno con toda su furia ha visitado a las buenas personas de Victoria en las últimas 24 horas. Es una tragedia para la nación", declaró el primer ministro australiano, Kevin Rudd, quien visitó la zona a primera hora de la mañana y anunció un fondo equivalente a 4,6 millones de euros para los afectados.
La capacidad destructora de los frentes del fuego fue algo nunca visto en una región acostumbrada a lidiar con los incendios forestales durante el verano austral.
Evitar la llegada de las llamas a las zonas pobladas fue misión imposible para los miles de bomberos y voluntarios desplegados en todo el Estado debido al fuerte viento, las altas temperaturas y la inmensidad del terreno afectado por los incendios.
Los Verdes piden una política contra el cambio climático que reduzca riesgos
Así, el fuego convirtió en cenizas las poblaciones de Marysville, unos 100 kilómetros al nordeste de Melbourne; y Kinglake, unos 70 kilómetros al oeste de la anterior; mientras que se registraron víctimas mortales en 18 municipios distintos.
"El pueblo parecerá Hiroshima, parecerá como [si hubiera caído] una bomba nuclear. Hay animales muertos por toda la carretera", explicó Chris Harvey, un vecino de Kinglake que perdió su casa.
En esa misma localidad, los amigos de un hombre con graves quemaduras lo mantuvieron con vida sumergiéndolo parcialmente en una piscina durante seis horas, hasta que llegó la ayuda.
Según la Policía, algunos incendios pueden haber sido intencionados
En el hospital Alfred de Melbourne ingresaron 18 personas con quemaduras de diversa consideración y ocho permanecen internadas en la unidad de cuidados intensivos.
Los afectados compararon la magnitud del desastre con la hasta ahora mayor oleada de incendios vivida en el país, el llamado Miércoles de Ceniza de 1983, que dejó 50 muertos en Victoria y otros 28 en Australia del Sur.
El Ejército colabora
"Yo viví el Miércoles de Ceniza y creo que esto es posiblemente peor. Todos nuestros conocidos lo han perdido todo y no ha quedado nada en el pueblo", relató Raylene Knicaide, residente de la localidad de Narbethong, al noreste de Melbourne.
Bomberos y voluntarios de los estados vecinos se han unido a los equipos que luchan contra el fuego en Victoria, donde el calor ha bajado considerablemente.
Los incendios son corrientes en el verano de Australia pero este año la combinación de sequía, el calor récord (casi 47ºC) y el fuerte viento han acelerado su propagación. Los parlamentarios verdes llevan tiempo pidiendo una política de lucha contra el cambio climático que reduzca el riesgo de este tipo de siniestros.
"Un número importante de incendios muy graves arde fuera de control. Costará varios días hacerse con el control de la situación", dijo el primer ministro del Estado, John Brumby, quien teme que el número de víctimas aumente debido al alto número de heridos graves hospitalizados.
Brumby añadió que ha acordado con Rudd el envío de efectivos del Ejército para ayudar en las tareas de rescate. "Van a proporcionar colaboración y materiales. Contribuirán con carburante, apoyo logístico, maquinaria pesada, algo de personal y la asistencia en el control de las situaciones muy difíciles", detalló.
Más de 220.000 hectáreas de bosques han sido destruidas en Victoria y otras 6.500 en Nueva Gales del Sur.
La responsable de la Policía de Victoria dijo que algunos de los incendios pueden haber sido provocados. Los pirómanos que sean detenidos como presuntos responsables pueden ser acusados de asesinato.
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