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La infumable italianada de Tornatore

'Baaria' es revisionismo histórico de medio pelo

C. PRIETO

Los que pensaban que REC iba a ser la única película de terror de la jornada inaugural de la Mostra se equivocaron. Contra todo pronostico, Baarìa, un fresco histórico sobre la Sicilia del pasado siglo dirigido por Giusepe Tornatore, provocó las fantasías más escalofriantes del día: casi mejor ser atacado en la calle por zombis que tragarse semejante bodrio de 150 minutos a las nueve de la mañana.

El filme del director italiano, que compite por el León de Oro, cuenta la historia de un niño que crece durante la época de Mussolini y, tras acabar la II Guerra Mundial, se convierte en un activista del Partido Comunista Italiano. Pero no se equivoquen: cuenta esto como podría contar cualquier otra cosa, porque la Historia aquí queda totalmente asfixiada por el ejercicio de estilo perpetrado por Tornatore.

Vale, el director de Cinema Paradiso (1988) nunca ha sido un maestro de la sutileza, pero lo que viene a demostrar Baarìa es que su arte ha iniciado una enloquecida fase manierista: el filme no tiene menos de 100 escenas climáticas con subrayados musicales atronadores (en serio, es como una ametralladora, hay un clímax por minuto); la fotografía es tan cristalina y azucarada (para contar una historia sobre la pobreza en Sicilia, ojo) que a su lado una postal de una puesta de sol en las Seychelles parece un monumento al mal gusto; los personajes son tan histriónicos y chillan tanto que parecen sacados de un sketch de Los Morancos, etc, etc, etc.

Mejor ser atacado por zombis que tragarse semejante bodrio

A estas alturas, ver una época convulsa a través de los ojos inocentes de un niño no es precisamente descubrir la pólvora, pero todo tiene un límite y Tornatore, más churrigueresco que nunca, los supera todos con creces. Baarìa no es otra cosa que revisionismo histórico de medio pelo disfrazado de oda a la reconciliación nacional y al buen rollito (dicen por aquí las malas lenguas que a nuestro buen amigo Silvio Berlusconi le ha pirrado la película, lo que puede que sea algo más que una buena anécdota).

Quien pensaba que en España éramos los maestros del género de la recuperación de la memoria histórica a través del costumbrismo edulcorado, se van a tener que tragar sus palabras cuando vean Baarìa; Cuéntame cómo pasó es una jodida obra maestra comparada con el filme de Tornatore. Rosellini debe estar revolviéndose en su tumba. De verdad, infumable. Esto solo puede ir para arriba. 

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