Este artículo se publicó hace 16 años.
Institutos económicos ven a Alemania al borde de la recesión
"Alemania al borde de la recesión", este es el título poco alentador del nuevo informe de los principales institutos económicos alemanes presentado hoy en Berlín, en el que los expertos auguran para 2009 un estancamiento, en el mejor de los casos, y un retroceso, si las medidas contra la crisis no cuajan.
"En los últimos años Alemania se ha beneficiado más que otros de la buena marcha de la economía mundial, debido a que su mercado es eminentemente exportador. Por contra, ahora se ve especialmente afectada por el enfriamiento de la coyuntura internacional", señaló Udo Ludwig, director del instituto IWH de Halle al presentar el informe.
En el estudio de otoño participaron ocho institutos -cinco de Alemania, dos de Austria y uno de Suiza-.
En vista de la imprevisibilidad de la crisis financiera internacional, los expertos han desarrollado en esta ocasión dos alternativas de previsión, una en la que parten del supuesto de que los programas de rescate aprobados por los gobiernos surtan efecto y que consideran la más probable, y una segunda ante la posibilidad de fracaso.
En la primera y menos pesimista, los institutos parten para 2009 de un crecimiento económico del 0,2 por ciento para Alemania.
Para este año, los institutos todavía pronostican un incremento del Producto Interior Bruto (PIB) del 1,8 por ciento, crecimiento que se fundamentará en la buena marcha del primer semestre, frente a una segunda mitad del año en la que se registrará previsiblemente un retroceso del 0,7 por ciento.
Este modelo de estudio, que los expertos bautizan como el "básico", señala que "la economía alemana se encuentra en otoño de 2008 ante una recesión", como consecuencia del debilitamiento generalizado de la coyuntura, enfriamiento que no se debe exclusivamente a la crisis financiera.
Sin embargo, a diferencia del modelo bautizado como el de "riesgo", los institutos Ifo, IfW, IWH, IMK y RWI de Alemania, así como el KOF de Suiza, y el IHS y Wifo de Austria, calculan que tras la caída de la cartera de pedidos y de las inversiones en esta segunda mitad de año, la producción empezará a remontar e comienzos del próximo.
A ello se añade que el consumo privado seguirá estable, que la inflación bajará -del 2,8% en este año al 2,3% en el próximo-, que los salarios seguirán aumentando y que el desempleo no aumentará -la tasa de desempleo se situará en 2008 y 2009 en el 7,5 por ciento.
Con todo, la economía no crecerá más allá de un 0,2 por ciento.
El modelo de riesgo, en cambio, parte del supuesto de que la economía mundial entrará en recesión, fundamentalmente a causa de la crisis financiera, lo que conduciría, entre otros, a una desestabilización de la economía doméstica y a un parón del consumo.
"En este caso, Alemania caería en una recesión acentuada, como la que hubo, por ejemplo, durante la crisis del petróleo en los años 70 y a comienzos de la de los 80", señaló Ludwig.
En ese caso, bajarían sobre todo las inversiones en bienes de equipo, y el PIB retrocedería un 0,8 por ciento.
Los recientes programas de rescate aprobados por numerosos gobiernos constituyen, según los institutos, una pieza fundamental para evitar que se produzca el peor de los panoramas descritos.
Los expertos elogiaron los citados programas y subrayaron la urgencia de lograr una recapitalización de los mercados.
Aunque consideran que la recapitalización mediante participaciones estatales es una medida correcta, los expertos creen que hubiera sido mejor repartir las cargas con la industria privada, y "combinar la emisión de títulos al Estado con la venta de nuevas acciones a través del mercado de capitales".
Los citados institutos no ven problemas en que el Estado tenga que abandonar provisionalmente la senda de la consolidación presupuestaria para poder financiar el programa de rescate bancario, pues "lo decisivo a la hora de valorar la situación financiera es el déficit estructural", es decir, el que excluye factores coyunturales.
Los expertos no son partidarios de aprobar programas coyunturales de corte clásico, pero sí de lanzar estímulos mediante la reducción de la carga impositiva de los ciudadanos o la reducción de las cotizaciones a la Seguridad Social.
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