Este artículo se publicó hace 13 años.
Inversión real para garantizar el suministro
El G-20 tiene como misión este año contener el precio de la comida
Las causas que se esconden detrás de la burbuja de las materias primas de 2008 no son las mismas que las de 2011. En eso los expertos están de acuerdo. Y, sin embargo, las soluciones sí pasan por el mismo cauce: mejorar la transparencia de los mercados financieros, limitar las inversiones especulativas e invertir, realmente, en la agricultura para mejorar la eficiencia de los cultivos.
La presidencia rotativa del G-20, que ostenta este año Francia, se ha comprometido a hacer de la contención de los precios de las materias primas su principal objetivo. Esta meta también se planteó en los primeros encuentros del grupo, en los que se impulsó un Programa de Seguridad Alimentaria que pilota el Banco Mundial. Sin embargo, las donaciones para poner en marcha ese programa se han quedado constreñidas a un puñado de países.
Desde la FAO piden un regulador único global que supervise el mercado
De cambiar la regulación financiera no hubo entonces, ni rastro, pero ahora los expertos de este nuevo club económico sí se han puesto manos a la obra para poner puertas al campo de las transacciones especulativas globales. Desde la FAO piden un regulador global, que unifique los criterios de Europa y Estados Unidos, además de bajar los límites de los volúmenes que se pueden intermediar en estos mercados, de forma que un solo actor no pueda mover el precio de un bien.
La OCDE aboga por que haya un mayor compromiso de los gobiernos en la abolición de barreras para la importación y la exportación de las materias primas. "Este es uno de los fantasmas que sobrevuela el mercado. Si India, por ejemplo, cerrase sus exportaciones para garantizar el suministro de alimentos, sí habría una hecatombe de precios", anticipa el director de la firma de inversión Swiss&Global, Juan Ramón Caridad.
Tanto la FAO como la OCDE están también preocupados por que se fijen unas normas claras en la producción de biocombustibles y en las subvenciones a estos productos. "Hubo un momento de incertidumbre en 2008, pero ahora que cada país ha dejado clara la cuota necesaria de mezcla de estos carburantes, el efecto en 2010 ha sido casi neutral", explica el economista de la FAO Abdolreza Abbssian. Con todo, la demanda de productos como el azúcar, básico para el bioetanol, sigue al alza porque las subvenciones para la producción de este combustible hacen de esta materia prima un bien inelástico, se paga a cualquier precio.
Un escenario claro de ayudas a los biocombustibles moderaría los precios
De la misma idea son en la Fundación Ideas, en la que la investigadora senior, Reyes Maroto, apunta también a una mejora en la eficiencia energética como una vía para contener la volatilidad de estos precios. Promueven además la creación de un Mecanismo de Coordinación Financiera para los pequeños agricultores, que les facilite el acceso a herramientas básicas como los fertilizantes.
La diversificación de los mercados productores también es básica para garantizar el suministro. Desde el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas señalan cómo "el Sureste de África ha tenido muy buenas cosechas, pero de un maíz que sólo se consume en la zona (el blanco) y que no se comercializa. Por eso no hay riesgo de hambruna en esa zona".
En este sentido, los países afectados en esta crisis alimentaria son países de ingresos medios que no son productores, como el Magreb. Por eso, para cubrir la subida de los alimentos, ellos a su vez encarecen el precio del barril de crudo, en un perfecto círculo vicioso.
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