Isaki Lacuesta: "No hay espacio para la victoria en esta película"

Pónganse alrededor del fuego que Isaki Lacuesta (Girona, 1975) va a relatarles un cuento moral. Los condenados es un filme honesto y complejo sobre la lucha armada, su evolución ética y las heridas que deja en un grupo de ex combatientes revolucionarios.

¿Es una película pesimista?

Sí. No hay espacio para la victoria, tampoco hay héroes.

La condena aquí es un asunto moral, ¿no?

No creo tanto que estemos condenados a repetir nuestros antiguos errores como en nuestra capacidad para inventarnos algunos nuevos cuando intentamos avanzar. Es una fábula moral.

Las cicatrices de los protagonistas nunca se cerraron del todo

El personaje de Martín es una cicatriz con patas, una herida andante.

Y usted ha querido filmar las heridas de cerca.

Quería enseñar cómo el tiempo ha quedado escrito en sus rostros y el contraste con los rasgos de los jóvenes para hablar de la transmisión del conocimiento, las culpas y las responsabilidades.

Y los peligros de las buenas intenciones

Sí, las mejores intenciones pueden acarrear el desastre inevitable. El dilema moral podría resolverse optando por la opción menos dañina.

¿Se puede interpretar en clave española?

Es difícil encontrar un lugar donde no hubiera ocurrido algo así, aunque el hecho de que ETA siga y que la sociedad española haya cambiado su percepción sobre la lucha armada tiene que ver con el filme.

¿Se podría haber hecho este filme con los cambios en la concesión de ayudas que plantea Cultura?

El debate no está cerrado. Hemos hablado con el Ministerio y trabajaremos para que el borrador propuesto mejore. Ahora presenta problemas porque las grandes partidas se van a los filmes que menos lo necesitan, los que ya tienen beneficios. Para favorecer la diversidad cultural, estas ayudas deberían apoyar a ese otro cine que no puede existir sin ellas.