Este artículo se publicó hace 16 años.
Ischia se asegura con el título del Apertura su continuidad en el Boca Juniors
Carlos Ischia, entrenador del Boca Juniors, se ha asegurado hoy su continuidad en el cargo con el título de campeón que el equipo obtuvo en el torneo Apertura 2008 del fútbol argentino.
Jorge Amor Ameal, el presidente boquense, evitó durante la semana hacer un balance de la tarea de Ischia al frente el equipo; afirmó que la evaluación se haría "después del Apertura, no antes" y, al recordar que los dirigentes del club "son treinta", afirmó: "todos opinan".
Ischia había admitido recientemente que su continuidad no era "segura" y dejó entrever que en la decisión de los dirigentes sería vital la consecución de un título de Liga que el Boca Juniors no ganaba desde hacía dos años y medio.
Esta situación y algunas versiones surgidas en la intimidad de Boca sobre un posible cambio de entrenador llevó a los futbolistas a manifestar su apoyo a Ischia con gestos y palabras.
La primera muestra de solidaridad con el técnico la dio Juan Román Riquelme, la figura del equipo, quien tras marcar el tanto de la victoria ante Colón de Santa Fe en la jornada de cierre del torneo, fue al banquillo a abrazarse con Ischia.
"Ischia es una persona que está haciendo un trabajo muy serio y se merece lo mejor", afirmó el zaguero paraguayo Julio César Cáceres, mientras que el medio Sebastián Battaglia dijo que "Carlos es un técnico inteligente, buena persona y con experiencia. Él, como nosotros, tuvo muchos obstáculos en el año y merece ganar el título y seguir en el club".
En cuanto a los obstáculos, los tuvo y no fueron pocos. Una crisis interna en la plantilla que se destapó con un duelo verbal a través de los medios de comunicación entre el defensa Cáceres y Riquelme fue atenuada por el técnico al hacerles entender en la mitad de la competición que lo importante era el campeonato.
Varios jugadores estaban molestos con Riquelme. "Román es una persona complicada, difícil de manejar", dijo Cáceres, y la prensa aseguraba que la figura del equipo "es amo y señor de Boca. Decide cuándo, cómo y con quién jugar; quiénes son los buenos y quiénes los malos y responde golpe por golpe cualquier crítica del periodismo".
Pero el principal problema boquense fueron las lesiones. En la segunda jornada del Apertura el goleador Martín Palermo se rompió los ligamentos de una rodilla, y el otro punta titular, Rodrigo Palacio, sintió los rigores de una pubialgia que lo mantuvo al margen de varios partidos de la competición, en la que sólo 435 minutos.
Más tarde el defensa Gabriel Paletta sufrió una lesión similar a la de Palermo y entonces Ischia echó mano a lo que había en la cantera. Los defensas Forlín, Roncaglia, Fondacaro, los medios Chávez, Gaitán y Díaz y los puntas Mouche, Noir y Viatri alternaron y algunos de ellos se consolidaron en un equipo que fue de menor a mayor.
El portero titular, Maurico Caranta, perdió el puesto e Ischia hizo debutar en la Primera División al juvenil Javier García, que se afianzó rápidamente y jugó hasta el final de la competición.
Al promediar el Apertura Boca Juniors estaba tercero a ocho puntos del ese entonces líder San Lorenzo. El equipo levantó vuelo con una victoria ante su histórico rival, River Plate, aprovechó el bajón "santo" y en la penúltima jornada estuvo a un paso del título, que no alcanzó por un empate ante Gimnasia y Esgrima La Plata.
Compartió el primer puesto con San Lorenzo y Tigre y en un triangular extra por el título derrotó a los azulgrana por 1-3 y por último, por diferencia de goles, al modesto equipo que dirige Diego Cagna.
Ischia, que fue ayudante de Carlos Bianchi en los ciclos más exitosos del club (1998-2001 y 2003-2004), cuando cosechó cuatro Ligas y cinco títulos internacionales, entre ellos dos veces la Copa Intercontinental, rindió examen en el desafío más importante en su carrera como técnico y aprobó.
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