Este artículo se publicó hace 16 años.
Ismael Jordi afirma que en el flamenco y en el folclore "hay voces de caerte de espaldas"
El tenor jerezano Ismael Jordi atrae muchas miradas por su prometedora carrera, que comenzó como alumno de Alfredo Kraus en la Escuela Reina Sofía, saliendo de su Andalucía natal, donde, afirma, "la tradición del flamenco y del folclore da unas voces de caerte de espaldas".
Estos días saborea las mieles del éxito en el Teatro de la Zarzuela con una nueva producción de "La Generala", en la que interpreta al Príncipe Pío y con la que viajará en los próximos meses de gira a Oviedo y al Teatro Chatelet de París.
Aunque es consciente de que trabajar con el director de escena Emilio Sagi es garantía de éxito, no se esperaba una respuesta tan favorable de crítica y público.
"He cantado muy poca zarzuela, pero estoy estudiando y descubriendo nuevos papeles. Los tenores, cuando pensamos en zarzuela, pensamos sólo en los grandes roles de 'Doña Francisquita' o 'La Tabernera del Puerto', pero con el Príncipe Pío me he quedado sorprendido", afirma en una entrevista con EFE.
"Quiero cantar más zarzuela. Todos los años me gustaría trabajar en una, dos o tres producciones. Además, quiero cantarla fuera de España, para que se conozca más y porque en el extranjero su éxito es maravilloso", prosigue Ismael Jordi, quien confiesa haber estado equivocado sobre este género.
Premiado por la Reina Sofía como alumno aventajado de la Escuela Superior de Música que lleva su nombre, y donde comenzó sus estudios con su admirado Kraus en 1998, el tenor debutó en su ciudad natal con "Don Pasquale" y ha trabajado títulos como "La flauta mágica", "Edipo Rey", "Cosi fan tutte", "El barbero de Sevilla" o "L'elixir d'amore".
Ha sido calificado como "tenor del siglo XXI" y en los corrillos del Teatro de la Zarzuela se comenta su prometedora carrera y su afable talante.
"Estoy agradecido porque a nadie le amarga un dulce, pero un cantante necesita tiempo para madurar. Nos someten a mucha presión y nos exigen demasiado. No se puede pretender que un cantante con 30 ó 35 años tenga ya la madurez vocal y personal. Noto que los cantantes de mi generación luchamos con todo esto", advierte.
Pero tiene asumido el vertiginoso mundo que le ha tocado vivir -"hoy estoy aquí con 'La Generala' y mañana en Nueva York con "L'elixir d'amore'"-, y se acopla. "Corren otros tiempos y tenemos que adaptarnos; un cantante de ópera tiene que cuidarse físicamente -soy el primero que va al gimnasio-", afirma un artista que la lírica ganó al fútbol: "era muy malo -bromea-, pero el fútbol y el deporte me han ayudado mucho; me han dado disciplina".
Dice huir de los clichés que rodean a los cantantes de ópera -"de club privado nada, vamos cada uno por su lado; deberíamos estar más unidos"-, y hace gala de su carácter andaluz.
"En Andalucía tenemos una tradición de flamenco y folclore, donde hay unas voces que te caes de espalda. En los coros rocieros, en los grupos de sevillana, en las comparsas de los carnavales, escucho una impostación natural y unas notas que ya las quisiera yo. Tenemos una cantera maravillosa", insiste Ismael Jordi, gran admirador de José Bros y de la carrera del malagueño Carlos Álvarez.
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