Israel transfirió a primera hora de la mañana a cinco presos libaneses a una base militar próxima a la frontera con El Líbano en preparación del canje previsto hoy con Hizbulá.

En el intercambio, la milicia chií libanesa entregará a Israel a los dos soldados, Ehud Goldwasser y Eldad Regev, cuya captura hace dos años fue el desencadenante de la Segunda Guerra en El Líbano.

Los prisioneros libaneses fueron trasladados antes del amanecer desde la prisión de máxima seguridad de Hadarim, ubicada en la zona del Sharón (norte de Tel Aviv) hacia la frontera con Líbano, y sólo se espera su entrega a Hizbulá después de la identificación y verificación de que Israel ha recibido a los militares o sus restos.

El Ejército israelí mantiene acordonada la zona donde se producirá el canje, que anoche fue declarada "área militar cerrada".

Asimismo, efectivos de la Cruz Roja Internacional y rabinos militares se encuentran desplegados en ese área para tomar parte en el operativo y en previsión de cualquier contingencia.

El canje, que fue aprobado mayoritariamente por el Ejecutivo israelí ayer, se espera que comience a las 9:00 hora local (6:00 GMT) en el cruce de Rosh Hanikrá, bajo los auspicios de la Cruz Roja Internacional.

Asimismo, en el lado libanés de la frontera el mediador designado por la ONU para las negociaciones del canje entre Israel y Hizbulá, el alemán Gerhard Conrad, hará de árbitro en el intercambio.

Israel también transferirá a la milicia los restos de 199 militantes, mientras que Hizbulá hará entrega de los restos de otros militares israelíes caídos durante el conflicto del verano de 2006.

Un periódico libanés afiliado a la milicia chií informó ayer de que uno de los dos soldados israelíes murió en el ataque lanzado por Hizbulá el 12 de julio de 2006 en territorio israelí y en el que fueron capturados.

Sin embargo, el medio no revela la identidad del fallecido ni apunta cuál fue la suerte del segundo capturado.

El presiente israelí, Simon Peres, indultó anoche a los cinco presos que serán entregados hoy en el canje, entre ellos Samir Kuntar, condenado a cinco cadenas perpetuas y 47 años adicionales de prisión por la muerte de un policía, un civil y una de sus hijas en un ataque en 1979 en la ciudad israelí de Naharía (norte del país).

En dicho suceso también falleció la hija menor del israelí asesinado, asfixiada por su madre, quien, escondida en una habitación de la vivienda en la que penetró Kuntar, trató de impedir que sus gritos las delataran.

Entretanto, las familias de los dos soldados israelíes esperan en sus respectivas viviendas las noticias de su liberación.

"Esperamos que nos digan qué ha sucedido. Todos estamos dolidos por el precio que el Estado de Israel ha tenido que pagar por esto", dijo Eyal Regev, hermano de uno de los soldados, a los medios a las puertas de su casa.