Este artículo se publicó hace 13 años.
Italia estudia recortes a los políticos y medidas que pueden traer despidos
El Gobierno italiano trabaja en la concreción de las medidas económicas a las que se comprometió con el Banco Central Europeo (BCE) y entre esas hipótesis figuran recortes a la clase política y una reforma laboral que puede incluir una especie de "derecho a despedir".
Así lo explicó hoy el ministro de Economía, Giulio Tremonti, en una comparecencia ante las comisiones parlamentarias de Asuntos Constitucionales y Cuentas, convocadas para hoy de modo extraordinario para abordar además la inclusión en la Constitución de la exigencia de equilibrio presupuestario.
"Tenemos que intervenir con mayor incisión sobre los costes de la política. Tenemos que volver sobre el asunto, no solo sobre el coste que suponen los políticos, no solo sobre cuánto cobran, sino también sobre cuántos son. Hay un efecto de bloqueo", indicó el ministro de Economía.
En la comparecencia de este jueves se esperaba que Tremonti diera todos los detalles del plan con reformas que el Gobierno pretende aprobar ya la semana que viene en la forma de decreto ley para conseguir el nuevo objetivo de equilibrio presupuestario en 2013, un año antes de lo que estaba previsto, ante las últimas presiones de los mercados sobre su prima de riesgo.
Pero finalmente el ministro, quien se negó a ofrecer cifras pues el plan aún está en elaboración, se dedicó a pasar por encima de los puntos sobre los que versarán las medidas, entre ellas la ya anunciada reforma laboral que ha puesto en guardia al principal sindicato del país, CGIL, quien habla ya de la posibilidad de una huelga.
Según explicó Tremonti, el Gobierno italiano trabaja sobre la "dinamización" del mercado laboral exigida por el BCE y contempla medidas que pueden llevar a "un impulso de la contratación a nivel empresarial", pero también al "despido del personal compensado con mecanismos de seguridad social más favorables", una especie de "derecho a despedir".
El titular de Economía, quien esta tarde se reunirá en Roma con el primer ministro, Silvio Berlusconi, y con el presidente de la República, Giorgio Napolitano, se mostró partidario de "evitar el abuso de contratos temporales" y de fusionar algunas fiestas del calendario laboral con los domingos para aumentar la productividad.
Entre las pocas cifras que ofreció el ministro de Economía, quien ha corregido sus previsiones de déficit al 3,8 % este año y entre el 1,5-1,7 % en 2012, figura el incremento que pretenden llevar a cabo en el gravamen sobre los rendimientos financieros, del 12,5 al 20 %, subida de la que quedan exentos los títulos de deuda pública.
El ministro de Economía insistió además en las medidas ya anunciadas por Berlusconi el pasado viernes tras una serie de contactos con las autoridades comunitarias, en la línea de privatizar empresas municipales, acometer una gran liberalización del sector empresarial y luchar contra la evasión fiscal.
El Gobierno italiano baraja además posibles "contribuciones de solidaridad", lo que puede ir en la línea de una tasación a las rentas anuales superiores a los 60.000 euros de la que hoy hablaba la prensa de Italia, citando el borrador que baraja el Gobierno.
Tremonti también habló de cambios en el sistema de pensiones, punto que menos gusta a sus socios de Gobierno, la Liga Norte (LN) de Umberto Bossi, aunque no se refirió al supuesto impuesto adicional sobre el patrimonio de los contribuyentes del que habla la prensa y que cuenta con la desaprobación de Berlusconi.
En un principio, la comparecencia de Tremonti estaba prevista solo para que hablara de la reforma de la Constitución por la que se introducirá la exigencia del equilibrio presupuestario en el artículo 81, de acuerdo con el compromiso alcanzado por los líderes europeos.
El ministro de Economía reconoció que los excesos de las últimas décadas les han llevado a ser la tercera o cuarta deuda mundial (un 120 % de su PIB), pero que ahora las reglas en Occidente han cambiado y ya no se puede gastar lo que no se ingresa.
El líder de la oposición, Pierluigi Bersani, indicó tras el discurso de Tremonti ante las comisiones que no sabe si Italia tiene tanto tiempo como para acometer reformas constitucionales y que el principal problema del país es político.
También acudió al Parlamento Bossi, que definió como "vago" el discurso de Tremonti y quien dijo a los periodistas que, vista la carta enviada por el BCE a Berlusconi con sus exigencias para comprar deuda pública en el mercado secundario, teme que "haya una intención de hacer caer al Gobierno".
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