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J. M. Merino dice que "los políticos españoles deberían enterrar el hacha de guerra"

EFE

La memoria histórica y la necesidad de que los asesinados en la Guerra Civil y en la posguerra "tengan una sepultura digna" recorren las páginas de "La sima", la nueva novela de José María Merino, quien cree que el Congreso de los Diputados debería alcanzar un acuerdo sobre la exhumación de restos.

"Los políticos españoles, incluidos los nacionalistas, deberían enterrar el hacha de guerra y escenificar una voluntad de reconciliación en democracia", afirma Merino en una entrevista con Efe, en la que habla de su nuevo libro, una reflexión sobre la "manía fratricida" que tanto daño ha hecho en la historia de España.

Pocos días después de haberse incorporado oficialmente a la Real Academia Española y de haber recibido el Premio Castilla y León de las Letras, este maestro indiscutible de la narrativa breve afronta la promoción de "La sima" (Seix Barral), una obra que forma parte de sus novelas de la Historia y cuyo detonante fueron en cierto modo los atentados del 11 de marzo de 2004.

"El comportamiento extremadamente duro de la oposición en la legislatura socialista a partir del 11-M" animó a Merino (A Coruña, 1941) a novelar sobre "el espíritu terrible de confrontación" que suele reinar entre los españoles.

Ese enfrentamiento, que "la sociedad española, de luto tras el acto terrorista, no se merecía", se le mezcló a Merino con la Ley de Memoria Histórica y con la polémica de las fosas de la Guerra Civil. El resultado fue "La sima", una buena prueba de que la novela "sirve para decir cosas que no se pueden contar de otra manera", afirma el escritor, vinculado desde niño a León.

La novela está protagonizada por Fidel, un joven historiador, que en los últimos días de 2005 y primeros de 2006 se refugia en la montaña de León para avanzar en su tesis sobre la primera guerra carlista y para participar en la exhumación de los restos de un grupo de personas que su abuelo, un líder falangista de la zona, mandó fusilar y arrojar a una sima.

El conflicto carlista, la Guerra Civil del 36 y los sangrientos enfrentamientos que hubo en la conquista de Perú entre pizarristas y almagristas refuerzan la convicción de Fidel de que la confrontación colectiva "es un elemento sustantivo de la historia española", por más que su director de tesis le reitere que esa violencia está en "todas las culturas".

Merino cree que "no hay base científica para demostrar una cultura de la confrontación", pero también sabe que, "por lo menos desde las guerras civiles del Perú", las muertes han sido frecuentes y que todavía hoy se vive "cierta actitud de confrontación cainita después de 70 años de finalizada la Guerra Civil".

Este escritor, que ha merecido premios como el de la Crítica, el Miguel Delibes o el Torrente Ballester, tiene una posición muy clara con respecto a la exhumación de restos de los asesinados en la Guerra Civil y la posguerra: "Por razones de humanidad, todo muerto mal enterrado tiene derecho a una sepultura digna".

"No puedo entender que, en este asunto, la Iglesia no haya recordado aquella obra de misericordia que es 'enterrar a los muertos'. Creo que, al margen de todo esto, los partidos políticos, incluidos los nacionalistas, deberían escenificar de alguna manera una reconciliación".

El autor de "La orilla oscura" o "Intramuros" es partidario de recuperar el grado de concordia que hubo en la Transición, "un momento luminoso de nuestra historia, en la cual los españoles de contrapuestas tendencias se sentaron a pactar, a negociar, algo que en este país hemos hecho pocas veces".

En la actualidad, ese espíritu se olvida con frecuencia y, para comprobarlo, no hay más que "escuchar la radio o leer los periódicos", señala.

"Si en una democracia todas las opiniones son respetables, ¿por qué no defenderlas apaciblemente? ¿Por qué somos tan violentos?", se pregunta Merino, a quien su nueva novela le ha servido para "reflexionar desde la distancia" e "incrementar" su "deseo de concordia".

"Una voluntad de concordia que debería pasar por todas las partes de eso que se llama 'España de las Autonomías', donde empiezan a evidenciarse también las discordias territoriales", concluye.

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