Este artículo se publicó hace 15 años.
Jameneí dice que no está probado que los líderes tuvieran lazos con el exterior
El líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Alí Jameneí, insistió hoy en que la revuelta postelectoral fue una acción planeada, pero que no se ha probado que sus líderes estuvieran manejados desde el exterior.
En declaraciones divulgadas por la agencia de noticias Ilna, la máxima autoridad de Irán subrayó que la tentativa fracasó gracias a la voluntad divina y la acción del pueblo.
"No puedo acusar a los líderes de los recientes acontecimientos de ser instrumento de países extranjeros como Estados Unidos o Reino Unido ya que para mí no está probado", dijo Jameneí durante un encuentro con representantes de asociaciones de estudiantes en Teherán.
"Pero no existe duda de que este movimiento, le constara a sus líderes o no, fue planeado con antelación... Los acontecimientos en su base no fueron algo inesperado, sin embargo no se esperaba la presencia de algunas personas en ellos", subrayó.
Alrededor de una treintena de personas -según cifras oficiales- murieron y cerca de cuatro mil fueron encarceladas durante la revuelta que estalló tras la controvertida reelección el pasado 12 de junio del presidente, Mahmud Ahmadineyad.
Los resultados no han sido aceptados por la oposición, que los ha calificado de fraudulentos.
Los opositores han elevado la cifra de muertos a 69 y han denunciado violaciones y torturas en las cárceles.
Diversos estamentos del régimen iraní han acusado a Occidente, y en especial a Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania de instigar las protestas para provocar lo que Irán denomina "una revolución de terciopelo".
Esta semana, el fiscal del tribunal revolucionario que juzga a más de un centenar de personas inculpadas de participar en la revuelta, acusó a varios ex altos cargos del pasado Gobierno reformistas de conspirar para derrocar el régimen y de tener lazos con potencias y organizaciones extranjeras.
Según Ilna, Jameneí también respondió a los estudiantes sobre la necesidad de emprender acciones legales contra los denominados "autores no visibles" de los acontecimientos, y que todavía no han sido detenidos.
"En asuntos tan sensibles como ése, no se puede actuar en base a sospechas o rumores. Debemos garantizar que los crímenes no queden impunes, pero en estos asuntos tan delicados el Poder Judicial debe fundamentarse en evidencias irrefutables", afirmó Jameneí.
El pasado viernes, el imán del sermón del vienes en la mezquita de la Universidad de Teherán, principal tribuna política del país, instó a la detención de los líderes de los disturbios que aún no están entre rejas.
En este sentido, Jameneí mostró su tristeza por el hecho de que se haya puesto el acento en cuestiones como los abusos en la cárcel de Kahrizak o el asalto a la Universidad, y no en la gran injusticia y desprecio que ha sufrido el pueblo iraní.
El líder supremo iraní admitió que se ha habían cometido delitos tras las elecciones presidenciales, pero subrayó que serán investigados hasta el final y sus responsables castigados como se merecen.
"Sabed que no habrá negligencia alguna respecto a estos crímenes. Pero se debe tener en cuenta que la justicia debe actuar sostenida en pruebas cuando se trata de cuestiones tan delicadas", afirmó.
El propio Jameneí ordenó a finales de julio el cierre de el penal de Kahrizak, en el sur de Teherán, después de que salieran a la luz los rumores de violaciones.
Según las autoridades iraníes, el alcaide y varios agentes del penal han sido ya destituidos, están en prisión y están a la espera de juicio.
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