Este artículo se publicó hace 16 años.
Japón acude en masa a los templos buscando fortuna para el año nuevo
Los japoneses acuden hoy en masa a los templos en busca de buena fortuna para el año que arranca, una arraigada tradición nipona que mueve millones de personas y vehículos en todo el país.
Desde primera hora de la mañana, japoneses de todas las edades se apresuraron a acercase a los principales lugares de culto del país, protagonizando aglomeraciones y atascos infrecuentes en estas fechas de vacaciones.
Según las costumbres locales, es preceptivo acudir a los templos durante los tres primeros días del año, porque hay que atender primero a los asuntos de los dioses y dejar para después lo mundano.
Así, se prevé que alrededor de cien millones de personas se van a acercar entre hoy y el próximo jueves a los templos budistas y sintoístas de todo Japón.
En el templo sintoísta de Meiji, uno de los centros religiosos más emblemáticos de Tokio, la cola de visitantes llegó a extenderse hoy más de un kilómetro, desbordando los caminos del parque de Yoyogi y llegando hasta la zona comercial colindante de Omotesando.
Los feligreses se apretaban esta mañana frente a las puertas de entrada del templo y un dispositivo con una veintena de policías pertrechados con cascos y altavoces les iba dando paso.
Algunos rezaban con recogimiento, ignorando la marea de gente que los envolvía, mientras otros se explayaban con los aspectos más folclóricos de la celebración, quemando barras de incienso o lanzando unas monedas al cesto.
La estación de trenes de cercanías de Harajuku, próxima al parque de Yoyogi, ha montado para estos días una salida especial de tal forma que los viajeros acceden directamente al templo sin tener que pasar por la entrada general.
Además, las calles de los alrededores del centro religioso estaban cerradas al tráfico y atestadas de peatones que curioseaban entre puestos de dulces y tiendas de recuerdos y ofrendas.
En total, se estima que alrededor de tres millones de personas pasaran por Meiji entre el 1 y el 3 de enero.
Escenas muy parecidas se vivieron en el templo tokiota de Senso, en el barrio de Asakusa, y en las decenas templos y santuarios de Kioto, la antigua capital de Japón, conocida por su activa vida religiosa.
No obstante, las celebraciones comenzaron con la medianoche y el cambio de año, encabezadas por el ritual de las 108 campanadas de los templos sintoístas, una por cada tipo de pecado.
La celebración del cambio de año está cargada de tradiciones en Japón, que incluyen desde la puesta a punto de los hogares, limpiándolos de arriba abajo, hasta la elaboración de los platos típicos.
En muchas casas niponas se aprovecha para cambiar el papel traslúcido de las tradicionales puertas japonesas y para airear los tatami que recubren el suelo.
Muchos japoneses cenan en la última noche del año un plato de soba, unos fideos de pasta de arroz, en la creencia de que este alimento alargado les facilitará el paso de un año a otro.
Las imágenes de aglomeraciones junto a los templos contrastan con las estampas de calles desiertas y comercios cerrados habituales en estas fechas, uno de los períodos de vacaciones más largos del calendario nipón y una época de marcada inactividad.
El período vacacional oficial comenzó en Japón en la tarde del viernes 28 de diciembre y concluirá en la mañana el jueves 4 de enero.
Por eso, muchos japoneses aprovechan estos días para huir de las grandes ciudades y disfrutar de unos días de vacaciones.
Las grandes calles de Tokio aparecen desiertas, sin apenas vehículos ni peatones, y con la mayoría de las tiendas y centros comerciales con el cartel de "Cerrado" colgado en la puerta.
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