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Un Jardín en El Prado

Dalias mexicanas y olmos bicentenarios son las joyas más preciadas del Real Jardín Botánico de Madrid, que esta misma semana cumple 255 años de existencia.

PILAR GONZÁLEZ

Dalias mexicanas, olmos bicentenarios, piedras plantas y un herbario, con más de un millón de pliegos de plantas secas, constituyen algunas de las joyas de la corona del Real Jardín Botánico de Madrid, que esta semana ha cumplido 255 años de existencia.

Cinco mil especies de plantas diferentes conviven en este Botánico, donde sus inmensos árboles han sobrevivido a ciclones -en 1886, uno de ellos derribó 564 árboles de gran valor-, enfermedades, guerras y otros desastres.

Fue el Rey Fernando VI quien ordenó su creación y en sus inicios arrancó con una colección de más 2.000 plantas que el coronel y cirujano José Quer recogió en sus numerosos viajes y obtuvo del intercambio con otros botánicos europeos.

A Carlos III se debe su impulso ilustrado y su actual emplazamiento, junto al Museo de El Prado, así como la elección del arquitecto Sabatini y de Juan de Villanueva para que se hicieran cargo de un proyecto en el que, entre otros objetivos, se ordenaron las plantas según el método de Linneo, uno de los botánicos más importantes de la Historia.

Su variedad de especies, sus colección de dalias y rosas y su invernadero del siglo XIX, hacen de este Jardín un lugar verdaderamente especial. Hoy el Botánico sorprende a los visitantes con sus más de 1.500 ejemplares de árboles y su olmo bicentenario de más de 34 metros de altura. Se trata de uno de los pocos de estas proporciones que queda vivo en la Península y es conocido como El Pantalones por la forma de sus dos ramas principales.

Tampoco le va a la zaga la singular colección de dalias. Las primeras fueron traídas desde México durante la Expedición Botánica española de D. Martín Sessé en el decenio de 1790. De hecho, la primera especie del género Dahlia que floreció por primera vez en Europa, lo hizo en el Real Jardín Botánico.

Pero, para joya de la corona, el Herbario, donde se guarda más de un millón de pliegos de plantas secas. Algunos llegaron con las expediciones científicas legendarias de los siglos XVIII Y XIX. En la actualidad se enriquece con las expediciones que sigue realizando este centro de investigación, que pertenece al CSIC desde 1939, para recolectar plantas y hongos.

Una última curiosidad la constituyen la colección de plantas piedras, que se pueden visitar en el invernadero, y para los amantes de lo verde nada como la biblioteca digital, con más de 5.500 libros de botánica y micología, o el programa ANTHOS, que ayuda a buscar y clasificar las plantas de la península Ibérica.


Real Jardín Botánico


www.rjb.csic.es

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