Este artículo se publicó hace 16 años.
Javier del Pino opina que a los corresponsales en el extranjero les distingue "la manera de contar cosas"
El periodista Javier del Pino, a sus 44 años, ya forma parte de la nómina de periodistas galardonados con el premio de periodismo "Cirilo Rodríguez" y piensa que a los corresponsales en el extranjero, a los que va destinado el galardón, les distingue la manera de contar las cosas.
Este madrileño al que el fotoperiodista Gervasio Sánchez ha definido como "uno de los corresponsales más polivalentes de la prensa española" lleva 11 años ejerciendo su labor periodística desde la corresponsalía de la Cadena SER en Washington (EE.UU), a donde llegó después de trabajar codo con codo en "Hora 25 con el recientemente fallecido Carlos Llamas.
Del Pino, que anoche recogió el premio "Cirilo Rodríguez" en el auditorio del Parador de Segovia de la mano de sus hijas Laura y Marta, reconoció sentir "rubor" cuando el presidente de la APS Alfredo Matesanz pronunció su nombre como ganador de este prestigioso galardón.
"Cuando he cubierto la gala de los Oscars, siempre pienso mira a esa gente tan guapa, con la de dinero que gana y encima les premian por hacer su trabajo -explica-, y ahora que me premian por hacer un trabajo que considero privilegiado me parece incluso fraudulento".
El corresponsal de la SER en Washington asegura que el trabajo del corresponsal es completamente distinto al del enviado especial, donde la manera de contar las cosas es la única forma de distinguir las informaciones que se envían a los respectivos medios.
"Creo que lo único que nos puede distinguir a los corresponsales es la forma que tenemos de trasladar las cosas a nuestros oyentes o lectores, porque los ingredientes son los mismos para todos y en Nueva York o Washington hay al menos una decena de corresponsales de medios españoles con un material informativo común", asegura el periodista.
Esta idea se ve reforzada, en opinión de Del Pino por la globalización de la información, que permite seguir la actualidad de los países "on line" a través de Internet y los sistemas de comunicación más avanzados.
"Cuando llegué a Washington en 1997 tenía que llamar diariamente a la redacción para contar las noticias y ahora en la redacción de Madrid ya han leído el New York Times antes de que yo lo recoja desde casa e incluso han podido profundizar en la información a través de internet", asegura el periodista.
"Este hecho me crea muchas dudas, pero al final la única manera de sobrevivir en esta profesión es intentar contar cosas distintas porque lo obvio ya lo tienes", concluye Del Pino.
En cuanto a la percepción de la actualidad española en Estados Unidos, el corresponsal radiofónico reconoce que España "suele pasar bastante inadvertida" en los medios norteamericanos, y asegura que hay determinados clichés que aún resultan difíciles de eliminar sobre todo en el ámbito político.
"Yo descubrí a poco de comenzar mi trabajo en Washington que todas las noticias que enviaba a España sobre venta de armas o pena de muerte ocupaban grandes espacios -explica- pero al final me di cuenta que mi labor debe centrarse en intentar hacer olvidar a la gente esos estereotipos y descubrirles el país en el que estoy".
"Por el contrario, en el New York Times parece imposible encontrar una información sobre España en la que no busquen la manera de mencionar a Franco, lo cual me molesta especialmente", afirma Del Pino.
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