Este artículo se publicó hace 13 años.
Javier Limón apadrina a Sandra Carrasco, una voz que enamora
Sandra Carrasco enamora. Serán sus ojos o su voz, pero el productor Javier Limón solo necesitó dos minutos para apreciar que estaba ante un talento en ciernes y para trabar una relación artística que ya ha dado su gran fruto, el primer disco del sello Blue Note Flamenco para EMI.
"Hay que contar más que cantar", dice en una entrevista con Efe esta diplomada en Magisterio de Educación Musical, que cantaba a sus alumnos de 3 años para hacerles entender lo grande que es la música, algo que no ha dejado de hacer con los más mayores, como comprobará el público del Festival de Jazz de Madrid el próximo jueves en el Teatro Fernando Fernán Gómez.
La música siempre ha formado parte de la vida de Sandra Carrasco (Huelva, 1981). Según cuenta, en su familia no había profesionales, pero sí genes. Con 7 años ya participaba en un coro, se aprendía las lecciones de matemáticas tarareándolas y, más tarde, se pagó los estudios universitarios cantando por las noches.
Durante su época de prácticas, recibía "cartitas de amor" de sus alumnos, pero pronto comprobó que la enseñanza no era lo suyo y se lanzó a cantar, "que es -dice- lo que a mí me gusta en realidad".
Nada más bajarse del AVE en Madrid, visitó a Javier Limón. Dos minutos de prueba después, Carrasco tenía su visto bueno para participar en el musical "Enamorados anónimos" a pesar de que el cásting ya estaba cerrado.
"Sandrita, tú cantas muy bien", le decía el productor a esta artista onubense, con quien ha trabado una relación artística y familiar, de la que dio cuenta otra colaboración previa en el disco "Mujeres de agua", junto a grandes figuras como Eleftheria Arvanitaki y Estrella Morente.
Ahora, Limón ha sido el impulsor, productor y compositor de muchos de los temas de "Sandra Carrasco", el disco de debut de esta estrella que es, junto a Antonio Rey, el primer fichaje del nuevo sello de EMI Blue Note Flamenco.
"No diría que es un disco de flamenco, sino un disco de canciones, con tres temas que son cantes: unos fandangos de Huelva, una seguiriya y una bulería", precisa la cantante.
Carrasco no se considera una cantaora de flamenco. "Hace falta ir a festivales y a peñas flamencas, cantar en los tablaos. Mi carrera no es así. Una carrera de cantaora es la de Estrella Morente. El flamenco es una cultura, una forma de vida y un estudio riguroso de los palos", insiste.
Sí se define como "arriesgada y transgresora" y se le encienden los ojos al hablar de su single "Solilla". "En la música se repiten texturas, músicas... Pero yo vi que ese tema rompía con lo convencional", defiende.
Como sucedió en "Mujeres de agua", Limón mantiene en este disco la mirada fija en el Mediterráneo, con una producción que suena cercana pese a incluir instrumentos poco comunes en esta orilla del "Mare Nostrum", como el kanun o el violín marroquí.
Carrasco canta en él a los "pequeños detalles, al agua, al cielo, a una ventana y a un corazón herido, a detalles que recuerdan a Andalucía" y, para mostrarlo, modula su dulce timbre de voz, que a veces no requiere de más de un susurro para encandilar.
"La gente quiere sentarse y que se les levante el vello, sentirse identificados con algo que tú les digas. Más que cantar bien o ser un virtuoso de tu garganta, hay otra dimensión que se llama transmitir, que es lo más importante", sentencia.
Javier Herrero.
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