Este artículo se publicó hace 16 años.
Joan Llaneras gana en la prueba de puntuación de ciclismo en pista el segundo oro para España
Joan Llaneras hizo valer su experiencia, la que se ha fabricado en 39 años de vida, la mayor parte de ellos sobre los velódromos, para lograr en Pekín su segundo oro olímpico en la prueba de puntuación, la última de su dilatada carrera deportiva.
Los dos títulos olímpicos, sumados a la plata de Atenas, hacen del mallorquín el único español que ha ganado medallas en tres Juegos consecutivos y el primero que supera el techo de los dos oros, ya que al título obtenido hoy hay que sumar el oro de Sydney 2000 y la plata hace cuatro años en Atenas.
Llaneras, que en los últimos años también suma cuatro Mundiales, aventajó por dos puntos al alemán Roger Kluge, 17 años más joven, y en cuatro al británico Chris Newton, de 34 años, campeón del mundo en 2002. Abajo del podio se quedaron algunos de los favoritos, como el bielorruso Vasili Kiryenka, que fue quinto, pero sobre todo el ruso Mikhail Ignatyev, el hombre que relegó a la plata a Llaneras en 2004 y que sólo pudo ser noveno. Estuvo demasiado pendiente del mallorquín y lo pagó caro.
El uruguayo Milton Wynants, plata en Sydney, sólo pudo ser decimoctavo, mientras que el argentino Juan Esteban Curuchet fue decimonoveno, un puesto por encima del chileno Marco Arriagada.
Llaneras se abrazó a su familia nada más terminar la carrera, feliz. Pensando en que se va en la cima de su trabajo. No se puede estar más arriba que en el primer escalón de un podium olímpico. Saludó a la reina Sofía y a la infanta Cristina, que asistieron a su gesta en el velódromo de Laoshan, un moderno recinto que desde fuera parece una nave espacial. La misma que llevó a las estrellas a Llaneras.
Su triunfo se gestó a partir del noveno sprint de puntuación, cuando comenzó a entrar en puja por los puntos. Antes había quedado al margen de las peleas, él y la mayor parte de los favoritos. Sólo el alemán Kluge parecía interesado en estos primeros escarceos para cimentar lo que a la postre fue su plata.
Llaneras prefirió tener paciencia. Como siempre. Renunció a la mitad de la prueba a la espera de su momento. Estaba demasiado vigilado, todos los focos sobre su dorsal número 11, todas las miradas sobre su rueda.
Hasta que llegó su momento, el que había aguardado pacientemente. Sacó la artillería pesada y no tuvo piedad. Recuperó vuelta en dos ocasiones, 40 puntos a su marcador, y se impuso en tres sprints. Entre una vigilancia extrema supo buscarse la vida, sobrevivir en una prueba donde la astucia y la intuición son tan importantes como la fuerza.
Al décimo sprint ya era segundo, por detrás de Kluge, y tres más tarde asaltó el liderato, que ya no cedió hasta el final. A falta de una vuelta ya era oro, pero el germano no lo sabía. Saltó con rabia para sumar los últimos puntos, que sólo le sirvieron para afianzar su segundo puesto.
Mientras Llaneras saboreaba plácido su triunfo, disfrutaba de su última carrera de puntuación. En dos días disputará la Madison de Pekín, pero esa no es su guerra. Todo lo que gane a partir de aquí será de más, su objetivo ya está cumplido.
Su rostro era el de la alegría total, la satisfacción del trabajo bien hecho. Llaneras cierra una carrera impresionante y lo hace como los grandes campeones, con un triunfo de gran repercusión, la sexta medalla olímpica del ciclismo en pista español.
Llaneras ha aportado dos oros y una plata. Jose Antonio Escuredo fue plata en Keirin en Atenas y Sergi Escobar bronce en persecución, el mismo metal que logró el equipo español de persecución en Grecia.
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