Este artículo se publicó hace 16 años.
La jornada más sangrienta en Gaza en un año se salda con 20 palestinos muertos
Veinte palestinos, entre ellos el hijo del fundador del movimiento islámico Hamás, murieron hoy en una incursión y un posterior ataque aéreo israelíes contra posiciones palestinas en Gaza, en la jornada más sangrienta en la franja desde hace más de un año.
El bombardeo israelí a última hora de la tarde contra posiciones palestinas en la localidad de Beit Hanoun, en el norte de Gaza, que causó la muerte a dos milicianos palestinos, elevó a 20 el número de muertos hoy en la Franja, entre civiles y milicianos, según fuentes hospitalarias.
El ataque aéreo, que según testigos iba dirigido contra el emplazamiento desde el que milicianos de las Brigadas Muyahidín, del movimiento Fatah, lanzaban cohetes contra territorio israelí, se produjo tras una operación terrestre israelí con vehículos blindados en el este de la ciudad de Gaza en la que perdieron la vida 18 palestinos y 45 resultaron heridos.
La mayoría de los muertos eran militantes pero entre los fallecidos también figuran tres civiles, según fuentes médicas.
Uno de los militantes fallecidos es Husam A-Zahar, de 24 años e hijo de Mahmud A-Zahar, fundador del movimiento islamista Hamás, que controla Gaza desde junio de 2007 y de cuya dirección forma parte.
En un incidente paralelo, el voluntario ecuatoriano Carlos Andrés Mosquera Chávez, de 20 años y que trabajaba en un kibutz o granja situado en territorio israelí muy cerca de la frontera de Gaza, murió al ser alcanzado por los disparos de un francotirador palestino desde la franja.
Tras identificar el cuerpo de su hijo en el depósito de cadáveres de la ciudad de Gaza, A-Zahar dijo que "no hay diferencia entre los mártires, todos han muerto para salvar nuestro país".
"Este crimen es el fruto de la visita del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, a la región, que ha animado a los israelíes a exterminarnos", añadió A-Zahar, antes de advertir que "responderemos cuando consideremos oportuno de la forma apropiada".
Husam es el segundo hijo que A-Zahar, que fue ministro de Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de 2006 a 2007, pierde a manos del Ejercito israelí.
La Fuerza Aérea israelí mato a su primogénito Khaled en un bombardeo en 2003 contra la vivienda de A-Azhar, que tenía al propio dirigente islamista como objetivo.
La operación terrestre israelí comenzó antes del alba, cuando una fuerza de tanques y vehículos blindados entró en Gaza y llegó, varias horas después, hasta el barrio de Sayaíe, en el este de la ciudad e histórico bastión de los islamistas.
La fuerza, apoyada por helicópteros de asalto, alisó con excavadoras el terreno en algunas zonas periféricas de la ciudad desde las que milicianos suelen disparar cohetes Kasam, y al ser descubierta al amanecer se desataron los enfrentamientos.
Ismail Haniye, depuesto primer ministro de la ANP y gobernante de facto de Gaza, aseguró que ninguna ofensiva israelí hará que los palestinos "cedan su derecho a la resistencia armada".
"El asesinato de líderes palestinos o de sus hijos no acabará con la cuestión palestina y no llevará a Hamás a abandonar su posición", dijo a la prensa durante una visita al hospital Shifa de Gaza.
Para Haniye, que se trasladó al centro médico a donar sangre y visitar a los heridos, la operación israelí ha sido "una masacre", alentada por el apoyo que Bush dio al primer ministro israelí, Ehud Olmert, en su visita a la zona la semana pasada.
El mandatario islamista exigió al presidente de la ANP, Mahmud Abás, que cese de inmediato "las conversaciones de paz con Israel".
En declaraciones desde Ramala, donde tiene su sede permanente, el presidente palestino calificó por su parte la operación militar israelí de "masacre" y "matanza".
"La incursión israelí es una masacre que los palestinos no podrán ignorar", manifestó Abás, en tanto que su jefe negociador con Israel, Ahmed Qurea, amenazaba veladamente con suspender el proceso de paz iniciado en la pasada conferencia de Annapolis (EEUU).
"Con estas masacres no merece la pena seguir negociando", advirtió Qurea, que lidera la delegación palestina que trata con la israelí de sentar las bases de un acuerdo de paz que, según el calendario previsto en Annapolis, debería firmarse en un año.
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