Este artículo se publicó hace 16 años.
Julio Bocca vuelve a Madrid dirigiendo a Cecilia Figaredo e Igor Yebra
Retirado de la primera línea del escenario, Julio Bocca vuelve a Madrid dirigiendo a Cecilia Figaredo y a Igor Yebra en "Felicitas. Amor, crimen y misterio", una nueva propuesta del Ballet Argentino que estará del 5 al 29 de junio en el Teatro Compac Gran Vía.
"Es un placer estar en Madrid, del otro lado... Estoy feliz en esta nueva etapa; no extraño la danza", ha comentado entre bromas Julio Bocca, quien después de despedirse definitivamente de los escenarios el pasado 27 de diciembre en Buenos Aires ha disfrutado de unas vacaciones en las que, confiesa, ha cogido peso.
Desde su condición sólo de director, Julio Bocca presenta a la primera bailarina del Ballet Argentino, Cecilia Figaredo, y al español Igor Yebra, en una coreografía y una puesta en escena firmada por Ana Mária Stekelman, a partir del guión de Elio Marchi y la música de Sergio Vainikoff.
Se trata, pues, de un ballet narrativo creado por el equipo responsable de piezas como "El hombre de la corbata roja" o "Adiós, hermano cruel", y, según su guionista, es una versión libre de un hecho real que ocurrió en Buenos Aires a finales del siglo XIX y que se ha convertido en leyenda urbana: Felicitas, una joven viuda muy acaudalada, muere asesinada la noche de carnaval a manos de un pretendiente despechado.
Sus padres, herederos de su fortuna, erigen una iglesia en la capital argentina, donde se afirma que un fantasma recorre su atrio y en cuya reja las muchachas dejan anudados sus pañuelos, que al día siguiente aparecen humedecidos por las lágrimas de las difunta para curar las penas de amor.
El ballet, cuya coreografía es una mezcla de estilos del clásico al contemporáneo, comienza y termina con esta leyenda, en la década de los cincuenta del siglo pasado, y dura noventa minutos, en los que se despliegan varios cuadros, algunos de los cuales cuentan con la música en director del grupo de percusión argentino Tambores del Río de la Plata.
Igor Yebra interpreta a este hombre despechado, que ama a Felicitas desde su niñez, y su objetivo es que el público llegue a quererlo, a sentir lástima y, a la vez, a detestarlo, según ha afirmado el bailarín, quien reconoce que estaba un poco cansado de los papeles de "bueno", como príncipe o galán, y que esta historia le permite hacer algo distinto.
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