Este artículo se publicó hace 16 años.
Julio Llamazares considera que las catedrales deben tener un uso cultural
El escritor y periodista Julio Llamazares ha afirmado hoy a EFE que "dedicar las catedrales sólo al uso turístico supone desposeerlas de su sentido, deben servir para el culto religioso, pero también como un espacio cultural para conciertos o teatro".
Llamazares (Vegamián, León, 1955) ha presentado en Logroño su libro "Las rosas de piedra", que recoge en 600 páginas el viaje del autor por las catedrales de la mitad norte de España.
El escritor comenzó su periplo en 2001 y prevé acabarlo dentro de cuatro o cinco años, cuando haya completado su visita a las 75 catedrales españolas, con un segundo volumen que concluirá en las Islas Canarias.
Su padre le llevó a ver la catedral de León cuando tenía seis u ocho años, quedó tan impresionado por su altura y sus ventanas caleidoscópicas que escogió este templo para presentar su libro, en un acto celebrado la semana pasada.
Ha explicado que, de todas las que ha visitado, sus favoritas son las pequeñas catedrales románicas, de las que quedan muy pocas en España, ya que se destruyeron para dar paso al gótico.
"Sólo sobrevivieron las que estaban ubicadas en diócesis pequeñas, con poco poder económico, como las de Jaca y Roda de Isábena (Huesca) y la de Seo de Urgel (Lérida), que son pequeñas perlas perdidas en lugares muy remotos", ha destacado.
El autor de los libros de viajes "El río del olvido", "Trás-os-Montes" y "Cuaderno del Duero" ha indicado que su intención no era hacer un inventario de catedrales, sino "hacer un viaje por España con el pretexto de conocer las catedrales, que condensaban la historia, el arte, la cultura y las leyendas de las ciudades".
Las catedrales de pequeñas ciudades castellanas como Burgos, Segovia o El Burgo de Osma son "grandiosas, majestuosas y nada austeras", porque cuando se construyeron Castilla era muy rica.
Sin embargo, regiones muy ricas en la actualidad, como el País Vasco, tiene catedrales "muy humildes" porque fue una región muy pobre hasta hace poco tiempo.
La apertura de las catedrales al público como museo -como ocurre en el caso de Vitoria, donde se muestra el proceso de rehabilitación- es un nuevo modelo que puede servir para el siglo XXI, ya que una de las conclusiones de su libro es que las catedrales "hoy están vacías, porque la gente ya no es tan religiosa o se han convertido en museos para turistas".
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