Este artículo se publicó hace 16 años.
Kouchner no ve ningún fin civil en el programa nuclear iraní
El ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, no ve ningún fin civil en el programa nuclear iraní, objeto de sanciones internacionales por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.
"Es muy preocupante ver como la cúpula iraní persigue un programa de enriquecimiento de uranio, sin que se pueda reconocer ningún fin civil y violando cuatro resoluciones del Consejo de Seguridad", explicó Kouchner en una entrevista con el diario Der Standard.
El jefe de la diplomacia francesa afirmó que Irán carece de la confianza de la comunidad internacional para desarrollar capacidades nucleares civiles, que podrían tener una aplicación militar.
"La confianza sólo se podrá restablecer en el marco de una solución dialogada", precisó Kouchner, antes de un encuentro previsto mañana en Ginebra para tratar el programa nuclear iraní con la participación por primera vez de un representante estadounidense.
En la reunión de mañana estará el negociador nuclear iraní, Sayed Yalili; el responsable de la política exterior de la Unión Europea (UE), Javier Solana, representantes de Alemania, China, Francia y Reino Unido, además del número tres del Departamento de Estado norteamericano, William Burns.
El encuentro de Ginebra tratará de acercar las posiciones entre las partes enfrentadas para poder iniciar negociaciones sobre el polémico programa nuclear iraní.
La participación de Estados Unidos, que constituye un cambio de rumbo de Washington frente a Teherán, "no sólo es una buena iniciativa, es interesante, una nueva actitud, una ventaja adicional, sin duda", señaló ayer Kouchner en Viena.
Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania presentaron hace varias semanas un nuevo paquete de incentivos comerciales, políticos y tecnológicos a Irán a cambio de frenar los puntos más delicados de su programa nuclear.
Yalili tiene previsto presentar en Ginebra la respuesta oficial de su Gobierno a esa propuesta.
El uranio enriquecido es legal bajo el derecho internacional, pero su posible doble uso, militar y civil, causa gran preocupación no sólo en Estados Unidos y la UE, sino también en China y Rusia.
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