Este artículo se publicó hace 15 años.
Kurt Wagner repasa a solas 20 años de country destilado
El líder de Lambchop actúa hoy en el South Pop de Sevilla
En Barcelona, parada obligada dentro de la sucesión de vuelos que trasladó a Kurt Wagner desde Nashville hasta Sevilla, la guitarra del líder de Lambchop se extravío. "Es de los años 40, lleva diez años recorriendo el mundo conmigo", cuenta, apurando tranquilamente el tercer cigarrillo consecutivo, a las puertas de un céntrico hotel sevillano.
El carácter sobrio y apacible de Wagner (1958), que esta noche repasa en solitario sus 20 años de composiones en el marco del South Pop de Sevilla, arrastra algo del sonido destilado de Lambchop, buque insignia del country alternativo una etiqueta que le disgusta tanto como cualquier otra y banda reconocida por la originalidad y coherencia de una trayectoria que ha empapado el movimiento emergente de raíz folk bautizado como New Weird American.
Su inamovible gorra ceñida, las gafas de pasta y la camisa le dan un aspecto casi formal, desde luego alejado del divismo que exhiben otros músicos de culto, y en las antípodas de lo que podría esperarse de un icono musical de la América Profunda. "Yo en realidad soy algo así como el Old Weird American", bromea, satisfecho de que su ciudad, Nashville, "aunque menos excitante que Nueva York", se haya convertido en "un magnífico lugar para grabar discos".
"La industria es una casa enorme, donde vive una familia numerosa con muchos hijos", reflexiona, al hilo de la supuesta crisis de la industria. "Ahora todos los hijos se han ido a la universidad, o a trabajar, y se quedan los padres solos. La casa es demasiado grande para dos, ¿no? Pues lo que deben hacer es adaptarse y mudarse a otra más pequeña", añade el músico, entusiasta confeso de Barack Obama, al que juzga "inteligente" y, sobre todo, tan parecido a Bush como "el blanco al negro".
"La industria es una casa enorme, donde vive una familia numerosa con muchos hijos"Wagner, cuya actuación en solitario es tanto una excepción como un capricho, no acude a Sevilla ni con ánimo promocional ni dentro de una gira. Tras su concierto de esta noche, tocará en Tel Aviv, y vuelta a Nashville. "Sólo quiero divertirme. Bueno, si aparece la guitarra", dice entre risas, con la voz cavernosa que lleva diez años liderando la mezcla destilada de country, soul, blues y quién sabe que más influencias de su banda.
La guitarra, finalmente, llegó a Sevilla en la tarde de ayer, para mayor tranquillidad de Wagner.
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