Este artículo se publicó hace 15 años.
Lázaro Covadlo regresa con una novela de aventuras con matices psicológicos
El escritor de culto Lázaro Covadlo regresa con "Las salvajes muchachas del partido", una novela de aventuras, con matices psicológicos, que transcurre en paisajes reales y con personajes reales como Perón o Isaak Babel, que se contraponen con el protagonista, el judío errante Baruj Kowenski.
El autor argentino, que vive en España desde el año 1975, ha explicado hoy en rueda de prensa que en esta ocasión ha buceado en la "mina de su biografía" y ha extraído, convirtiéndola en ficción, la historia de su abuelo, un judío ucraniano que a finales del siglo XIX se unió al anarquismo, emigró a Argentina, donde ejerció de contrabandista y regresó, posteriormente, a Europa para participar en la Revolución Rusa, donde su rastro desapareció.
Aunque ha remarcado que no se trata de un libro autobiográfico, ha reconocido que "el escritor, aunque haga un cuento de hadas, siempre, de algún modo, está hablando de sí mismo, y se remite a sus sueños o a sus frustraciones".
También ha querido dejar claro que no se trata de homenajear a su abuelo, al que no conoció, y que dejó a su padre cuando éste apenas contaba con dos años de edad, para luchar en Rusia a favor de la Revolución bolchevique.
En este extenso friso que se centra en los años convulsos de la primera mitad del siglo XX, junto al judío Baruj, aparecen personajes históricos como Roberto Arlt, Juan Domingo Perón, Isaak Babel, Félix Dzerzhinsky, fundador de la Cheka, y en papeles muy secundarios Trotsky o el mismo Stalin.
Cuenta Covadlo, un bonaerense que reside en la barcelonesa Sitges desde hace varios lustros, que ha tratado de ser fiel a los hechos y a las geografías.
"Pero no olvido -ha añadido- que se trata de una novela y, por ejemplo, hay un paisaje en el que el mariscal Zhukov aparece en el frente polaco, porque a mi me apetecía, aunque sé que nunca estuvo allí y que donde luchó fue en Crimea".
Para adentrarse en la narración, antes se documentó, aunque señala el novelista que desde siempre estuvo interesado por todo lo relacionado con la revolución rusa, especialmente en su primera época, que le parece "fascinante, con personajes increíbles, abnegados y, a la vez, con una crueldad tremenda, fanáticos y fundamentalistas ateos".
Preguntado sobre el llamativo título de esta obra, ha indicado que alude a un amorío que Baruj mantiene con una chica, pero ha advertido: "no soy de los que cree que el título tenga que ver necesariamente con el relato como demostré con 'Bolero', una obra en la que no había nada de boleros, aunque sí situaciones 'bolerísticas'".
Con respecto al proceso de escritura, Lázaro Covadlo dice que es incapaz de seguir un esquema, por lo que todo lo que refleja en sus textos va surgiendo ante el ordenador. "Pero -apostilla- me gusta que pasen historias, que ocurran aventuras, quizá porque los primeros libros que leí fueron las historias de Tarzán, mientras que de adolescente estuve con Verne o Dumas".
Describe el hecho de escribir como: "un proceso que me hace muy feliz. Siempre de noche, con la familia durmiendo, y yo creando las aventuras".
Nacido en el año 1937, Covadlo empezó a ser conocido por el gran público a raíz de publicar en 1997 su volumen de cuentos "Agujeros negros", que obtuvo muy buenas críticas, y que fue alabado por escritores como Enrique Vila-Matas, Sergi Pàmies, Quim Monzó, Gustavo Martín Garzo o Antonio Muñoz Molina.
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