Este artículo se publicó hace 17 años.
Le llamaban Charly
Yo no era amigo íntimo de Carlos Llamas, pero compartía con él amigos íntimos y muchas cosas más. Por eso para mí fue siempre Charly. Así sele conocían en la SER, la casa donde tuve el privilegio de trabajar y aprender a su lado.
Para mí, Carlos Llamas era comprometido, intuitivo, irónico, bienhumorado, malpeinado, contundente. Era un sello de calidad radiofónica, a pesar de que sus detractores le llamaran Carlos "Incendios" por ser agitador de conciencias durante elGobierno Aznar. En seguida se le notaba que era barrio. Probablemente por pasarse muchas horas en Canillejas, en el Bar Olmedilla. Si tenemos en cuenta que Olmedilla era mi compañero de clase y Canillejas un barrio de Madrid en el que crecí, no era raro conectar con él.
Y claro, a eso hay que añadir el Atleti, que sabido es que une mucho. Une en la salud y en la enfermedad. La última vez que estuve con Charly fue el 20 de mayo pasado en el Calderón. Acababa de ganar a la muerte en el primer tiempo, sabiendo sufrir con un coraje que sorprendió hasta a los médicos. En esas circunstancias, el 0-6 que nos metió el Barça no dejaba de ser una anécdota. ¡A ver si ahora nos vamos a preocupar por esas pequeñeces!
Desde entonces, nuestros amigos comunes me mantenían informado de cómo iba el segundo tiempo. Mal, iba mal. Cómo tantas veces le pasa a su Atleti, Charly se tendrá que conformar con ser el vencedor moral. Eso no se lo quita nadie y sus amigos lo saben. Por eso hoy le lloran.
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