Este artículo se publicó hace 15 años.
El legado oculto de Juan Ramón Jiménez
La sala Zenobia Camprubí-Juan Ramón Jiménez,en la Universidad de Puerto Rico, guarda más de 120.000 documentos de los que un tercio son inéditos
La sala Zenobia Camprubí-Juan Ramón Jiménez, en la Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (San Juan), es austera. Abrió en 1955, mientras el poeta y la traductora daban clases en esta universidad a la que habían llegado tras el estallido de la Guerra Civil, y con sus anaqueles de madera, aún conserva la atmósfera de aquellos años 50. También posee un tesoro especial: más de 120.000 documentos (entre fotografías, manuscritos, originales, recortes de gacetas, revistas y libros que tenía el propio Juan Ramón), que convierten a la sala en el archivo más importante sobre el poeta de Moguer (Huelva).
"Hay tantísimo porque Zenobia y Juan Ramón lo guardaban todo y aquí trajeron lo que tenían en Madrid más todo lo que hicieron después en la isla", cuenta la actual directora de la sala Lily Busquets a Público. Para Joaquín Llansó, profesor de Filología de la Universidad Complutense de Madrid, su valor es más cualitativo que cuantitativo, ya que "en esta sala se encuentra casi todo lo que no se ha editado aún de su obra y supone hasta un tercio de toda su producción".
En otoño, Alegre Heitzmann editará la segunda parte de su correspondenciaEn la actualidad, el archivo se halla en la segunda planta de la Biblioteca de la Universidad, anclada en un entorno tranquilo.
Consta de dos estancias: en una de ellas se hallan dispuestos objetos personales tales como mesas de trabajo, las sillas del salón de la casa de la pareja vivían muy cerca de la Universidad dos retratos que les pintó Sorolla, fotografías que les enviaron intelectuales como Ortega y Gasset, Antonio Machado o Paul Valèry, y parte de la Biblioteca de Juan Ramón, que incluye la primera edición de Platero y yo (1915) o las de Ninfeas y Almas de violeta, dos libros modernistas de 1900. En la otra estancia se encuentran los anaqueles con cientos de libros y revistas, y numerosos cajones que guardan los manuscritos, la correspondencia y las fotografías.
Entre los documentos todavía desconocidos destaca la correspondencia escrita por el poeta y la que recibió. Un volumen de cartas que puede alcanzar los 3.000 ejemplares. El poeta y ensayista Alfonso Alegre Heitzmann lleva desde 2004 investigando estas epístolas en el archivo, y aunque en 2006 ya publicó, con la Residencia de Estudiantes, la primera parte del Epistolario, quecontenía 420 cartas, para otoño de este 2009 tiene prevista la segunda (500 cartas escritas entre 1916 a 1936) y para 2010, la tercera (600 cartas escritas 1936-1958).
La publicación de lo hallado alejará al poeta de la imagen de Platero y yoEs en el segundo volumen donde se observa bien la relación de Juan Ramón con los jóvenes poetas del 27. "Se ve cómo al poeta que más admiró Juan Ramón fue Lorca, a quien incluso recomendó para la Residencia de Estudiantes, aunque también mantuvo mucha amistad con Alberti, Gerardo Diego y Juan Larrea. En estas cartas, Juan Ramón aparece como el gran mentor", comenta Alegre. También aparecen las desagradables rupturas con Benjamín, Salinas y con Guillén.
UniversalismoLa tercera parte de esta correspondencia recorre la geografía de su exilio (de Puerto Rico a Cuba, EEUU y vuelta a Puerto Rico) y los destinatarios son los intelectuales españoles del exilio como Max Aub, hispanoamericanos como Borges, Lezama Lima, Cintio Vitier o Ida Vitale, y otras figuras internacionales como Robert Frost o Ezra Pound. También mantendría una relación epistolar durante estos años con la nueva generación de poetas españo-les formada por José Hierro y José María Valverde, entre otros. "Es una muestra del universalismo que llegó a alcanzar Juan Ramón", afirma Alegre.
Otra parte de la correspondencia que guardan las paredes de Puerto Rico son las cartas de amor entre Zenobia y el poeta. Declaraciones apasionadas que comenzaron en 1913 cuando se conocieron debido a una traducción que Zenobia hizo de Rabindranath Tagore al español y que incluía un poema de Juan Ramón y que duraron hasta el final de sus días. Los dos estaban de acuerdo en publicar estas cartas. En la actualidad, se están realizando las labores de recopilación, pero se desconoce cuándo saldrán al mercado.
Otro documento inédito que llama la atención de los investigadores es el famoso cuaderno negro, llamado así por el color de las tapas del cartapacio. En este cuaderno se hayan las rarezas, los poemas que no le gustaban a Juan Ramón e incluso las críticas que recibió en las revistas. "No sé muy bien cuál es su valor porque sólo lo he ojeado, pero no creo que no haya investigador que no se interese por él. Yo, de hecho, cuando estuve en la sala, me fotografié con él", confiesa Joaquín Llansó.
Para la directora del archivo, Lily Busquets, en este caso la razón de que no se haya publicado es evidente: "El deseo de Juan Ramón era no hacerlo, nosotros vamos a respetarlo".
Finalmente, el archivo recoge también los cuatro proyectos de edición de las obras completas que elaboró el poeta y que incluso cuentan con tres títulos: Destino, Metamórfosis (Juan Ramón Jiménez acentuaba a lo griego) y Sucesión. En ellos hay multitud de poemas inéditos. "Es que además escribía en cualquier parte. Yo, la última vez que estuve allí, me encontré un poema nuevo en un sobre", reconoce Alfonso Alegre.
El hecho de que todos estos documentos permanezcan todavía en Puerto Rico se debe a que "Juan Ramón quiso que así fuera, y así lo dejó escrito en su testamento", afirma Busquets. Quizá el que el archivo más grande esté a miles de kilómetros sea uno de los principales problemas para que parte de su vasta producción esté sin editar. "Económicamente, el viaje resulta difícil", manifiesta Llansó. Aún más problemático resulta que los más de 120.000 documentos estén sin digitalizar y el "investigador debe trabajar a ciegas".
Para el ensayista Alfonso Alegre hay además otra razón fundamental, y es que en España, Juan Ramón siempre ha estado relegado a una imagen que lo traslada al pasado, a la época de Platero y yo: "Aquí nos quedamos en 1916 y no se ha tenido en cuenta que fue un poeta que en los 50 estaba dialogando con los poetas de su tiempo". Tampoco han ayudado mucho sus 22 años en el exilio y su decisión categórica de no regresar a España mientras el orden constitucional estuviera alterado.
Los investigadores no titubean al manifestar que si se editara toda la obra completa del poeta onubense, su figura poética sufriría un cambio importante. Según Joaquín Llansó, "los libros escritos en el exilio tienen una hondura y por su exactitud en la palabra y desnudez en la forma y en el sentido ofrecen otro Juan Ramón muy distinto, excesivamente desconocido en nuestro país". La labor de recuperación, por tanto, debe comenzar.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.