Este artículo se publicó hace 12 años.
Lepage enseña sus "Picas", un juego de cartas circular, "hippy" y frenético
Elvis Presley, Osama Bin Laden, Bush, los inmigrantes ilegales y Celine Dion son solo algunos de los "jugadores" de la partida "hippy" de cartas que hoy ha estrenado mundialmente Robert Lepage en el Price de Madrid, donde 6 actores se han batido el cobre durante 3 horas y 20 minutos frenéticos.
"Juego de cartas 1: Picas" es el primer experimento teatral de la Red 360 grados de Espacios Escénicos Circulares -15 de 10 países, entre ellos el Price-, y también la primera entrega de la tetralogía de doce horas que Lepage (Quebec, 1957) quiere dedicar a los naipes.
Por lo visto y escuchado esta noche, al público le gusta su idea sobre el juego, sus vertientes lúdicas y profundas, superficiales y graves, su interpretación de las múltiples posibilidades que hay en función de cómo se barajen las cartas.
A pesar de su fascinación con ese juego, de lo que menos se puede acusar a Lepage, "uno de los mayores talentos teatrales del mundo" y "motor" de la Red 360 grados, según el director del Price, Pere Pinyol, es de fomentar con su propuesta la ludopatía sino más bien al contrario.
"Cuando se juega, la mayor parte de las veces se pierde, pero el ludópata sólo se acuerda de cuando gana", dice uno de los 36 personajes que interpretan, en castellano, francés e inglés, Sylvio Arriola, Tony Guilfoyle, Martin Haberstroh, Sophie Martin y los españoles Nuria García y Roberto Mori.
Todos ellos, además de Lepage y Carole Faisant, son autores de una historia que va desmenuzándose morosamente, con múltiples focos, como si de una película se tratara, con un tratamiento fílmico y tecnológicamente muy sofisticado.
"Picas" se asocia a lo militar y al ejército y transcurre entre Las Vegas y Bagdad en 2003, porque, como recordaba Lepage, al mismo tiempo que Celine Dion estrenaba su espectáculo en la ciudad de los casinos, Bush "bombardeaba Irak".
El tejido son las historias de una pareja a la que casa Elvis Presley, la de un ludópata y su amante en un congreso de venta y compra de series de televisión, la de una gobernanta de un hotel con sus compañeros, la de unos soldados en misión internacional y la de unos extraños gurús que parecen tener el secreto de la vida.
Pero también es una reflexión sobre el mundo árabe y occidente, sobre la herencia y el patrimonio a partir de la influencia que las cartas, "civiles y mágicas", juegan todos.
Es un reto excepcionalmente difícil, con una arquitectura teatral que requiere una precisión milimétrica a técnicos y actores, que salen y entran durante las más de tres horas, sin descanso, del suelo por trampillas, ranuras y toda clase de aberturas, cambiándose constantemente.
"Trabajar en un escenario circular es un gran reto pero me atraen los retos. Los obstáculos son tus amigos, como dicen los budistas, y yo estoy haciendo muchos", bromeaba Lepage en la presentación de este espectáculo, que se enmarca en el Festival de Otoño aunque el casi millón de euros que cuesta está financiado, en su mayoría, por el Festival de Toronto y Luminatio.
La preparación de los cambios de plataformas y decorados se han dejado oír varias veces, aunque esta noche lo que se ha colocado durante más de una hora en la sala eran los pitidos de los hinchas del Atlético de Madrid.
El aclamado director de escena, dramaturgo, actor, director de ópera y de cine estaba "súper emocionado" porque este encuentro con el teatro le ha obligado a recuperar la comunión con la escena y a quedarse totalmente expuesto ante el público, encantado con una propuesta que podrá verse hasta el día 14.
Concha Barrigós.
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