Este artículo se publicó hace 14 años.
Los liberales británicos suben como la espuma
El partido da un salto en los sondeos tras el debate en TV
"Algo excitante está comenzando a suceder" en la campaña electoral británica, dice Nick Clegg. Ni siquiera laboristas y conservadores lo niegan, aunque los segundos preferirían utilizar la palabra inquietante. Los primeros sondeos realizados después del primer debate televisivo del jueves lo confirman.
Ya no es sólo que el liberal Clegg ganara de calle el duelo ante David Cameron y Gordon Brown. Su partido también se ha visto beneficiado. Tres encuestas diferentes anunciaron ayer que su partido ha subido entre siete y ocho puntos en la intención de voto. La de YouGov para The Sun llega al extremo de colocar a los liberales demócratas (30%) por delante de los laboristas (28%), con los tories un poco más arriba con un 33%. El sondeo de ICM que publica hoy The Sunday Telegraph deja al partido de Clegg con un 27%, dos puntos menos que los laboristas y siete menos que los conservadores.
Una encuesta del diario The Sun los coloca por delante de los laboristas
La principal víctima del huracán Clegg es Cameron. Las posibilidades de conseguir la mayoría absoluta casi desaparecen con estos datos. En privado, los tories no dejan de apuntar el inmenso error que supuso aceptar la intervención de Clegg en los debates. Ya es demasiado tarde para lamentarlo. "Los cuchillos están preparados para caer sobre Clegg" titula un periódico, y los demás van en la misma línea. Cameron se resiste a sacar el hacha: "No creo en la política negativa", dice el líder conservador. Los sondeos ya le han dicho en el pasado que cuando ataca con ferocidad su mensaje de cambio pierde credibilidad en la opinión pública.
Los demás dirigentes del partido no necesitan tales cautelas. En un mensaje electrónico a sus simpatizantes, George Osborne pasa revista a la línea de ataque contra los liberales: "¿Cómo controlarán la inmigración dando una amnistía a los inmigrantes ilegales? Si quieren eliminar el ingreso en prisión en las penas menores de seis meses, ¿cuántos ladrones y narcotraficantes estarán en la calle?". Es cierto, los cuchillos ya han empezado a volar.
Los laboristas prefieren utilizar la táctica de la seducción. Ya saben que no pueden ganar las elecciones y apuestan por seguir en el poder con un pacto con Clegg. Alan Johnson, el ministro del Interior y la cara amable del partido, ha dicho que tienen "muchas cosas en común" con los liberales. "Tenemos que acabar con esa idea de que los gobiernos de coalición son peligrosos", dijo ayer a The Times.
Los conservadores preparan el ataque contra el partido de Nick Clegg
Por las peculiaridades del sistema electoral británico, cualquier cosa es posible. Se podría dar el caso de que los porcentajes de los tres partidos fueran similares, los laboristas quedaran terceros e incluso así tuvieran el grupo parlamentario más numeroso.
En los próximos días veremos a los tories incidir en el mensaje de que un voto a Clegg es otra forma de conseguir que Brown continúe en Downing Street. Los liberales han pasado de ser ignorados a tener que preocuparse por los ataques u ofertas que les lleguen de los dos lados.
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