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Los líderes progresistas exigen la transparencia financiera para prevenir la crisis

EFE

La cumbre de líderes progresistas reunida hoy en la localidad de Watford (próxima a Londres) exigió con carácter urgente la máxima transparencia a las instituciones financieras internacionales a la vez que abogó por una rápida conclusión de la ronda de comercio de Doha.

El primer ministro británico, Gordon Brown, que ofició de anfitrión, abogó asimismo por un Banco Mundial para el Medio Ambiente, que ayude con sus préstamos a los países en desarrollo a hacer la transición a energías alternativas y contribuya a facilitar la transferencia de tecnologías limpias.

Resumiendo los debates mantenidos por los dirigentes de los países del Norte y el Sur, Brown dijo que es hora de acometer las reformas necesarias para que los beneficios económicos y sociales de la globalización lleguen a todos y no sólo a unos cuantos.

En opinión de los líderes progresistas de diversos continentes es también urgente que el Fondo Monetario Internacional (FMI) establezca un sistema de alerta temprana para prevenir crisis financieras como la actual, que se ha extendido rápidamente de Estados Unidos a la Unión Europea y no dejará de impactar tampoco a los países emergentes y en desarrollo.

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, se quejó de que los países ricos culpen siempre a los pobres de no saber mantener la disciplina fiscal cuando estalla una crisis y no se apliquen a sí mismos esa medicina, como se ha visto con las hipotecas "subprime" en Estados Unidos.

El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, se refirió también a esa crisis y adelantó hoy que el crecimiento mundial previsto para este año será de sólo un 3,7 por ciento, uno de los menores de las últimas décadas.

Los líderes progresistas de Europa, África, América Latina, Australia y Nueva Zelanda expresaron, por otro lado, su preocupación por el alto precio de los alimentos, que, en opinión de Antonio Guterres, alto comisario de la ONU para los Refugiados, puede provocar en algunos países "disturbios sociales" de consecuencias imprevisibles y desestabilizar los regímenes democráticos.

Bachelet defendió, por su parte, los beneficios de la apertura económica como la acometida por Chile pero reconoció que las asimetrías en las posiciones negociadoras de países ricos y en desarrollo pueden producir resultados no deseados por estos últimos.

De ahí que sea importante, dijo, una mayor integración entre estos últimos, tanto en el terreno de la energía como las infraestructuras, porque ello les permitirá hablar con una voz más fuerte en los foros multilaterales como la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Durante los debates de la cumbre, el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, expresó su esperanza de que en mayo se dé un fuerte empujón a la llamada ronda del desarrollo de Doha, pues si no se llega a un acuerdo este año, no habrá ninguna posibilidad de hacerlo en 2009, cuando habrá cambios en la presidencia de Estados Unidos.

En materia de cambio climático, el ex presidente estadounidense Bill Clinton se lamentó de que su país no firmase en su día el Protocolo de Kioto y explicó que las organizaciones no gubernamentales pueden ayudar a los países pobres a aumentar la eficiencia energética y hacer la transición a economías más limpias, contribuyendo al mismo tiempo a la creación de empleo.

Los líderes progresistas hicieron también hincapié en la urgencia de poner coto a la deforestación en continentes como el africano y coincidieron en que, sin avances tecnológicos, los objetivos de reducción de las emisiones que contribuyen al efecto invernadero no serán sino papel mojado.

A ese respecto, la presidenta chilena señaló la importancia de establecer un centro mundial de investigación sobre el cambio climático y explicó que la lucha contra ese fenómeno tiene que ser compatible con el desarrollo social y económico de los países pobres.

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