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Los líderes de la UE intentan decidir las nuevas "caras" de Europa

EFE

Los líderes de la Unión Europea intentarán hoy lograr un acuerdo sobre las dos personalidades que ocuparán los nuevos cargos de la UE y se convertirán en la cara visible de la Europa unida ante el mundo.

Esta cumbre extraordinaria se presenta completamente abierta, ya que el actual presidente de turno del Consejo Europeo, el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, no ha conseguido un suficiente acercamiento de posturas en las dos rondas de conversaciones que ha mantenido en poco más de una semana con las otras 26 capitales.

A tal punto que Reinfeldt pidió ayer la "colaboración" de los demás jefes de Estado y Gobierno "para tratar de sacar esto adelante", e incluso ha amenazado con que la reunión se prolongue hasta bien entrada la noche.

La cumbre deberá poner rostro a los dos cargos de alto nivel que crea el Tratado de Lisboa, que entrará en vigor el 1 de diciembre.

Se trata, por un lado, del primer presidente estable del Consejo Europeo, la institución que reúne, al menos una vez cada tres meses, a los gobernantes de la UE y que toma las grandes decisiones del bloque.

Por otro lado, deben elegir al alto representante para la Política Exterior y de Seguridad que, por primera vez, será simultáneamente vicepresidente de la Comisión Europea (CE) y tendrá más poderes de los que ejerce el actual responsable, Javier Solana.

El objetivo de ambas innovaciones es reforzar el peso de Europa en el mundo y mejorar su coordinación interior y la celeridad de sus decisiones.

Las decisiones sobre ambos cargos están relacionadas, ya que se busca conformar un equilibrio geográfico e ideológico, de manera que refleje los intereses de países grandes y pequeños, pero también norte-sur, este-oeste y de las dos principales familias políticas europeas: conservadores y socialistas.

Sin embargo, en la última semana han crecido los llamamientos a favor de que alguno de esos puestos recaiga en una mujer ante la alarmante baja proporción que las mujeres (el 52 por ciento de la población de la UE) tienen en los altos cargos comunitarios.

Hasta ahora se daba por hecho que el cargo de presidente correspondería a algún miembro de la familia conservadora (PPE), mayoritaria tanto en el Consejo Europeo como en el Parlamento, y que un socialista sucedería al español Solana.

Por ahora, las apuestas apuntan a que el primer presidente del Consejo Europeo podría ser uno de los tres primeros ministros del Benelux, los tres democristianos: el belga Herman Van Rompuy, el holandés Jan-Peter Balkenende y el luxemburgués Jean-Claude Juncker.

Tony Blair, el ex primer ministro laborista del Reino Unido y la personalidad más conocida fuera de la UE, ha sido promovido activamente por el actual Gobierno de Londres.

Sin embargo, si los líderes deciden optar por una mujer, la ex presidenta letona Vaira Vike-Freiberga o a la ex presidenta irlandesa Mary Robinson aparecen en la pantalla de radar.

Para el cargo de Alto Representante, el ministro británico de Exteriores, David Miliband, era el más citado, pero su insistencia en decir que se queda en Londres ha vuelto los ojos hacia el italiano Massimo D'Alema (ex primer ministro y ex titular de Exteriores).

Ante la falta de favoritos claros también ha comenzado a citarse al ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

La tradición establece que los líderes europeos nunca votan y que todas las decisiones de trascendencia las toman por consenso.

Pero el sueco Reinfeldt ha añadido aún más confusión al decir que la decisión podría tomarse por mayoría cualificada según establece el Tratado de Lisboa, incluso si no ha entrado en vigor.

Hasta hace unos días, la impresión era que el tándem Van Rompuy-Miliband gozaba de los favores de la mayoría de los Veintisiete, pero el alargamiento del proceso y la insistencia del británico en decir que no es candidato han planteado nuevos interrogantes, que sólo tendrán respuesta esta noche.

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