Este artículo se publicó hace 14 años.
Los líderes de UE intentarán evitar una nueva crisis de deuda
Los líderes de la Unión Europea esperan acordar el jueves maneras de fortalecer la disciplina presupuestaria y la coordinación de políticas económicas, para mostrar a los mercados financieros que pueden evitar que se repita la crisis de deuda de la zona euro.
Líderes de los 27 estados miembros y de la Comisión Europea también trabajarán en el fortalecimiento de la normativa financiera para ayudar a evitar otra crisis económica mundial, incluido un impuesto para garantizar que los bancos paguen cualquier crisis futura.
Los líderes han acordado un fondo de 500 millones de euros (617,2 millones de dólares) para ayudar a los países con problemas que usan el euro y un mecanismo de ayuda de 110.000 millones de euros para Grecia.
Pero a pesar de las reiteradas negativas, no han calmado las preocupaciones de que España seguirá los pasos de Grecia en la búsqueda de ayuda financiera.
"La confusión en los mercados de deuda soberana ha lanzado una sombra seria sobre la estabilidad financiera en Europa, que podría (...) desbaratar la aún naciente recuperación de la economía real", advirtió el miércoles el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.
La cumbre de un día podría dar una muestra de unidad mientras revisa los hallazgos de una fuerza especial creada para evaluar las reformas diseñadas para evitar que crezca la deuda, aumentar la cooperación y crear un mecanismo de ayuda permanente para países con problemas de deuda.
La ausencia de una muestra de seguridad podría aumentar el nerviosismo de los mercados que ha ayudado a presionar a la baja el euro y las acciones.
Los líderes estuvieron de acuerdo en líneas generales en la necesidad de una coordinación de políticas económicas más estrecha, o "gobierno económico", y en la necesidad de una regulación financiera más estricta, pero no todos coinciden en cómo actuar al respecto.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, marcaron la pauta el lunes al prometer unidad para defender al euro de su peor crisis desde que se creó hace 11 años.
Sarkozy cedió a las exigencias alemanas de normas de presupuesto más duras y aceptó que los estados de la zona euro que persistentemente rompan los límites del déficit vean suspendido su derecho a voto en el bloque, incluso aunque se trate de cambios en los tratados.
El también aceptó un "gobierno económico" más estrecho, o una mayor coordinación de políticas económicas, que debería involucrar a los 27 estados miembros de la UE y no sólo a los 16 que usan el euro, y descartó las demandas de una secretaría dedicada a la zona euro.
"Más que nunca, Alemania y Francia están decididos a hablar con una voz, a adoptar políticas comunes, para dar a Europa los medios para alcanzar sus legítimas ambiciones", declaró Sarkozy.
UNA MONTAÑA POR DELANTE
Pero diplomáticos de la UE dicen que persisten las diferencias y que falta mucho camino para convencer a los mercados y superar la crisis.
El Reino Unido, por ejemplo, se opone a partes importantes de la campaña por una mayor supervisión del presupuesto y dice que no permitirá que sus planes de presupuesto sean presentados a la Comisión para que sean revisados antes de que lo haga el Parlamento Nacional.
El primer ministro británico, David Cameron, posiblemente defenderá su posición con firmeza en su primera cumbre de la UE.
El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, descartó el miércoles cualquier cambio al tratado de la UE para fortalecer la disciplina presupuestaria, oponiéndose a las peticiones de enmiendas lideradas por Alemania para aumentar las sanciones contra quienes no respeten las reglas.
"Mi disposición aún es sombría. No hemos superado los obstáculos ante esto, aún tenemos una montaña por delante", dijo un enviado de alto rango ante la Unión Europea.
Una decisión de la agencia Moody's el lunes de reducir la evaluación de la deuda de Grecia al grado de no inversión fue la señal de que se necesita que la UE permanezca alerta ante la deuda de crisis.
España, que tendrá el jueves una subasta de bonos que será seguida de cerca, también es un motivo de preocupación, aunque los estados miembros dicen que no están en la agenda de la cumbre y han negado reiteradamente que Madrid esté buscando ayuda financiera.
Madrid obtuvo el miércoles elogios de Merkel por anunciar reformas laborales que buscan aumentar su competitividad. Pero analistas financieros pusieron en duda el que los planes, o las reformas al sistema de pensión anunciadas por Francia el mismo día, sean suficientes.
Los líderes deberían seguir presionando por avanzar hacia un impuesto de Europa a la banca, después de que las mayores economías del mundo no lograran acordar tal tributo para una industria que está ampliamente considerada como uno de los principales culpables de la crisis económica mundial.
El objetivo es acordar una posición conjunta para la cumbre del G-20 en Toronto del 26 al 27 junio.
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