Este artículo se publicó hace 16 años.
"El lince perdido" desafía a la animación USA con acción y humor ibéricos
"El lince perdido", dibujos en 3D repletos de acción y humor de "fauna ibérica", es la primera producción de animación española "con vocación internacional", quizá por ello está apadrinada por Antonio Banderas, coproductor de una cinta que ya se ha vendido a 35 países y que está a punto de entrar en Estados Unidos.
El ingeniero Manuel Sicilia y el animador Raúl García explican en una entrevista con Efe que la idea nació hace tres años, como debut cinematográfico de su estudio de animación, Kandor Graphics de Granada, y que cuando ya tenían un tercio de la película rodada decidieron enseñarle el proyecto a Antonio Banderas que inmediatamente quiso sumarse a él.
De hecho, han constituido una empresa, Kandor Moon, resultado de unir la suya y la de Banderas, Green Moon, y han acordado rodar en los próximos 10 años otras 5 películas de animación, de las que ya tienen en producción una de temática medieval y otra de terror.
"El lince perdido", que se estrena en 183 cines españoles el día de Navidad, no sólo se ha vendido ya a 35 países sino que sus productores -a los que se añade Perro Verde Films- están en negociaciones con Sony para distribuirla en Estados Unidos, "así que sí, parece que podemos competir al mismo nivel que Madagascar o Bolt", presumen.
La película, candidata a los Goya en la categoría de animación, está repleta de "guiños" como incluir en la banda sonora compases de "El hombre y la tierra" o que al buitre lo interprete César Saracho con giros similares a los que maneja en su papel de Bernardo en "Cámara Café", de donde también procede Esperanza Pedreño, "Cañi", que pone la voz al flamenco "desubicado".
"La historia no se resiente en absoluto si no eres español y no captas esas lecturas porque cuando algo funciona, funciona, y el guión transmite", defienden los autores, que sostienen que en España hay "buen nivel técnico" pero "hay déficit de historias".
La cinta, con un presupuesto -4,5 millones de euros- varias veces inferior a los que se manejan en Estados Unidos, cuenta la historia de Félix, un lince con mala suerte que se cura de sus heridas en un centro de recuperación.
Noé, un millonario excéntrico, quiere crear su propio refugio para animales en extinción y para ello contrata a Newmann, un despiadado cazador, para capturarlos.
Los personajes, además de Félix, son el camaleón Gus, la cabra Beea, el topo Rupert y el halcón Astarté.
En definitiva, dicen Sicilia y García, una fauna ibérica que da la réplica a las jirafas y pingüinos de las producciones americanas, y que se sitúa en localizaciones naturales como Despeñaperros, el desierto de Tabernas, las playas de Monsul y Bolonia o Doñana.
"Es una especie de road movie naturalista, un vehículo para que los niños vean a los animales que nos son propios en entornos cercanos a ellos, con el propósito fundamental de no caer en el pecado mortal de aburrir al espectador. Queremos que todos los públicos disfruten, no queremos ni ombliguismo ni hermetismo", subrayan.
En cuanto a la técnica, creen que su mayor aportación es que "iluminan" su animación "tal y como hace un director de fotografía clásico. No es una cosa de colorines, sino que refleja la luz de España", afirman.
La película, con la que rinden homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente, pretende que el público reflexione sobre la disyuntiva entre "encerrar" a los animales para evitar que se extingan, como en el caso del lince, o permitir que vivan en libertad aunque eso haga peligrar su pervivencia.
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