Este artículo se publicó hace 15 años.
La lluvia multiplica el riesgo de epidemias en Sumatra
Los afectados por el seísmo se apiñan bajo balcones y tiendas de campaña
Sin apenas tiempo para curar las heridas abiertas por el seísmo, los habitantes de Padang volvían ayer a ser víctimas de la inclemencia de la naturaleza, con una lluvia torrencial que al caer la noche inundó las calles de la ciudad. Las familias que habían perdido sus casas en el terremoto se arremolinaban bajo los balcones o se apiñaban en las tiendas de campaña que poco a poco inundan el paisaje urbano de esta caótica ciudad de casi un millón de habitantes.
Los hoteles seguían completos o mantenían cerradas sus puertas, porque las estructuras de las construcciones están muy dañadas y nadie se fía del destino, mientras en los edificios gubernamentales no cabe ni un alfiler.
Por si fuera poco, el mal tiempo multiplicaba el riesgo de epidemias, al tiempo que reducía las opciones de mantener con vida a los eventuales supervivientes todavía soterrados bajo los escombros.
Frustración en el rescate"La lluvia provocará la bajada de la temperatura de los que están atrapados (bajo los escombros), reduciendo su capacidad de resistencia", indica a Público Dan Hill, un médico del equipo de rescate australiano.
Cerca del hospital Selasieh Padang, una brigada internacional trataba de encontrar supervivientes en una peligrosa operación. Los perros rastreadores, agotados por el calor y el exceso de trabajo, confunden el olor de los vivos con el de los restos de carne que queda en las cocinas de colegios y hospitales derrumbados. "Es muy frustrante hacer 10.000 kilómetros para no poder salvar al menos una vida", lamenta entre lágrimas el bombero austríaco Herman Krause.
David Erwin, hotelero, se queja de la lentitud con la que le llega la ayuda. "El precio de los alimentos se multiplica. Tengo que mantener a mis dos hijos y a mi mujer, y el hotel en el que trabajo ha cerrado. ¿Cómo voy a conseguir el dinero necesario?", se lamenta.
"Pero lo que ha sucedido aquí es la voluntad de Dios. Alguna razón debe haber para explicar que nos haya enviado un terremoto como este", concluye Erwin, reflejando una opinión compartida por la mayoría musulmana de la ciudad.
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