Este artículo se publicó hace 13 años.
Londres apuesta por una reforma suave de la banca
No habrá partición de los bancos que pueden poner en peligro a la economía
No habrá partición de los megabancos británicos cuyos activos son cinco veces el tamaño de la economía del país. La comisión independiente encargada por el Gobierno de estudiar el futuro del sistema financiero no ha planteado en su informe preliminar la medida que más temían los bancos.
No tendrán que desprenderse de sus poderosas unidades de banca de inversiones (lo que algunos llaman la “economía del casino”) para mantener a salvo a la banca minorista (la que opera en la economía real).
Para impedir que se repita la crisis financiera de 2008, que en el Reino Unido se inició un año antes con el hundimiento de Northern Rock, la comisión cree suficiente con que los bancos impongan cortafuegos internos que separen por completo sus áreas de negocio.
Eso evitaría que en el futuro las pérdidas en las inversiones especulativas pusieran en peligro a la parte del negocio bancario que los gobiernos se ven obligados a defender con el dinero de los contribuyentes.
Se supone que eso serviría para que se cumpla la petición del gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, y se pueda permitir la bancarrota de alguna entidad financiera sin que eso se lleve por delante a todo el sistema.
El informe reclama además que los grandes bancos, incluido el Santander UK, tengan un mínimo del 10% de capital básico sobre todos sus activos, tres puntos por encima del acuerdo de Basilea III y el mismo nivel que el Banco de España exige a las cajas de ahorro que están en situación más inestable.
En los últimos meses, los bancos han hecho una intensa labor de lobby con la intención de presionar al Gobierno e impedir que ponga en marcha medidas como estas. Seguirán haciéndolo hasta que en septiembre la comisión entregue su informe definitivo, pero ayer el Gobierno y la oposición recibieron con satisfacción las conclusiones.
“Nuestro objetivo es tener bancos más seguros”, dijo el ministro de Hacienda, George Osborne, “y también que no haya que emplear otra vez dinero del contribuyente en rescatar a los bancos”.
La patronal bancaria recibió las noticias con frialdad pero sin hostilidad. En privado, los banqueros llevan tiempo amenazando con que la reforma creará una situación que terminará obligando a los bancos a trasladar su sede fuera de Gran Bretaña.
La comisión no da importancia a estas augurios y sostiene que en el peor de los casos no perjudicaría demasiado a las finanzas públicas. La Hacienda recaudó en el último ejercicio 53.400 millones de libras gracias a la industria financiera, pero sólo 6.000 millones del impuesto de sociedades aplicado a la banca.
Por la tarde, se vio claramente que los bancos no se van a ver muy dañados. Las acciones de Barclays y RBS subieron en torno al 3%.
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