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Louise Bourgeois, 70 años de inspiración

El Museo Guggenheim amplía la retrospectiva de la escultora francesa

ISABEL PIQUER

Una pareja de arañas domina el atrio del museo; dos espirales de aluminio cuelgan del primer tramo de la rotonda. Con estas dos piezas emblemáticas el Museo Guggenheim de Nueva York inicia un amplio recorrido retrospectivo de la obra de Louise Bourgeois, la decana del arte contemporáneo, en la mayor exposición dedicada a la artista en Estados Unidos.

El Guggenheim retoma la selección de más de cien obras ya presentadas en la galería Tate de Londres y en el Centro Pompidou de París pero añade cuarenta piezas más de su colección personal, de su continua relación con la artista francesa afincada en Nueva York desde 1938. En la rampa ascendente ideada por Frank Lloyd Wright las intimidades creativas de la escultora quedarán literalmente expuestas a la vista de todos hasta finales de septiembre.

La excepción de la edad

Louise Caroline Bourgeois (París, 1911) cumplirá 97 años el próximo mes de diciembre. La longevidad no es una garantía de constante inspiración, sino más bien todo lo contrario. Muchos artistas se apagan antes de desaparecer. Pero Bourgeois es la excepción que confirma la regla y si algo demuestra el Museo Guggenheim een esta retrospectiva es la increíble vitalidad de más de setenta años de vida creativa. La exposición de Nueva York no habla de un proceso muerto sino de una artista todavía en pleno desarrollo.

No hay estilo, corriente, estética, proceso, que Louise Bourgeois no haya tocado de una forma u otra, incluyendo el surrealismo, el expresionismo abstracto o el minimalismo: todos los idiomas artísticos son válidos para expresar los imperativos psicológicos de su obra. 'Es capaz de absorber todas las influencias sin perderse en ellas', resaltó ayer durante la presentación en Nueva York la comisaria de la muestra, Nancy Spector, 'es totalmente independiente porque su inspiración es muy íntima y autobiográfica'.

Louise Bourgeois habla de su llegada a los Estados Unidos como esposa del historiador de arte estadounidense Robert Goldwater,y de sus tres hijos en la Femme maison de 1947; crea tótems de madera para recordar a las personas que echa de menos en Personnages; describe una mujer que se descubre en la superposición de elementos en La Femme Volage (1951); dedica pensamientos sensuales a las formas eróticas de Cumul (1968) o recuerda un evento que marcó su infancia en La Destruccion del Padre (1974), una de las instalaciones más conocidas de la artista.

Entre siniestro y poético

El intimismo de Bourgeois termina, siempre entre lo siniestro y lo poético con la serie de Cells, celdas donde la escultora ilustra su visión a la vez claustrofóbica y protectora de su narrativa personal y de los hechos que la componen, como una maqueta de su casa de Choisy, bajo la amenaza de una guillotina.

La pareja de arañas del atrio del Museo Gugghenheim es una obra reciente de Bourgeois, de 2003, y es una forma de volver al pasado. En este caso, la araña es la madre que perdió siendo muy joven. 'Mi madre era muy deliberada, astuta, tranquilizadora, razonable, sutil, indispensable y útil como una araña', comentó la escultora francesa en una ocasión. Y con casi un siglo, la idea es seguir creando.

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