El empresario ruso Andréi Lugovói, principal sospechoso en el asesinato del ex espía Alexandr Litvinenko, dijo hoy que este caso es "el mayor fracaso de los servicios secretos británicos".

"Créanme, no son palabras lanzadas al aire. Se trata de un caso criminal muy importante. Y esta es mi opinión al respecto: la fiscalía británica obstruye la investigación objetiva", aseguró Lugovói en rueda de prensa en la ciudad de Kursk, citado por la agencia Interfax.

Según Lugovói, que se encuentra en plena campaña electoral, "las declaraciones del 'establishment' británico según las cuales la Fiscalía rusa entorpece la investigación del 'caso del polonio', son una mentira descarada y un embuste".

El empresario subrayó que, a día de hoy, la Fiscalía británica aún no ha presentado evidencias ni pruebas en su contra y declaró que "todas sus declaraciones no son más que una politización del proceso".

Lugovói recordó que la Fiscalía británica, en contra de los requerimientos de la parte rusa, no ha interrogado a nadie de los que tienen "una relación directa con el caso Litvinenko".

Asimismo, señaló que los servicios secretos británicos están tratando de ocultar las grabaciones realizadas por las cámaras del bar del hotel Millenium de Londres, donde Litvinenko se reunió con Lugovói y otro empresario, Dmitri Kovtun, justo antes de ser ingresado en una clínica con síntomas de envenenamiento.

Lugovói afirmó que la fiscalía británica no está interesada en una investigación objetiva de la muerte de Litvinenko y agregó que "los organismos rusos han progresado considerablemente este año" en el esclarecimiento del caso.

El 1 de noviembre de 2006, Litvinenko cayó enfermo y fue ingresado en un hospital de Londres, donde murió el 23 de ese mismo mes debido a las altas dosis en su organismo de polonio 210, sustancia radiactiva altamente tóxica.

Según las autoridades británicas, Lugovói, que abandonó los servicios secretos rusos en 1996 para ingresar en la empresa privada, se reunió hasta en cuatro ocasiones con Litvinenko en Londres entre mediados de octubre y el día de su hospitalización.

Detectives británicos hallaron rastros del isótopo polonio 210 en los aviones en los que Lugovói viajó a Londres y regresó a Moscú y también en las habitaciones de hotel donde se hospedó.