Este artículo se publicó hace 15 años.
Luis de Pablo:La música contemporánea es igual de difícil que cualquier otra
Luis de Pablo recibirá el próximo jueves el Premio Tomás Luis de Victoria 2009, el "Cervantes" de la música, un nuevo reconocimiento a la trayectoria de este compositor bilbaíno de 79 años que asegura que la música contemporánea "tiene las mismas dificultades y facilidades que cualquier otra".
"Posiblemente mi música ha penetrado en el tejido social de mi época mucho más de lo que penetró en la suya la de Beethoven, Mozart, Bach o Vivaldi", ha comentado hoy en una entrevista con Efe este compositor que en los años cincuenta abrió la música culta española, hasta entonces "estancada en los clichés" del folclore, a las nuevas corrientes de las vanguardias europeas.
Unas vanguardias que cambiaron la forma de concebir y escribir música y que, en su opinión, no están tan alejadas de los gustos de la sociedad como pudiera parecer. "Pensar eso es no haber mirado el problema de cerca. Mozart ahora está hasta en la sopa, convenientemente escacharrado, pero ¿quién le escuchaba en su tiempo?", ha apuntado.
Premio Nacional de Música en 1991, Luis de Pablo, miembro de la llamada Generación del 51, afirma que no ha pretendido otra cosa que hacer la música que a él le gusta porque no tiene "otro baremo" y que no tiene "ni idea" de lo que su legado "puede producir" como herencia para los nuevos compositores.
Lo que sí tiene para ellos es una advertencia: que tengan cuidado con los ordenadores porque "tienen trampa". "La facilidad con la que producen el resultado más complejo impide al artista modelar lo que él quiere. Por eso la mayoría suenan iguales o parecidos, porque no existe la auto-exigencia de hacer algo personal, porque el ordenador ha puesto a una distancia poco sana la imaginación".
Él, que en 1966 ya pudo trabajar para sus composiciones con un procesador IBM, ha utilizado "muy escasas veces" el ordenador porque "mi música no podría circular por ahí, yo no puedo renunciar a la vecindad de la fuente sonora" del piano, el instrumento con el que suele trabajar, en favor de una máquina que ha hecho que "hoy en día no se sepa qué tipo de letra tiene tu amigo".
Actualmente está componiendo una obra para órgano y orquesta para el Palacio Euskalduna de Bilbao y otra de formato más ligero para la Academia de Música de Bolonia.
"Me gustaría tener tiempo para componer una ópera más en español, pero si no llego a hacerlo no pasa nada, con las cinco que he hecho se las podrán arreglar", bromea mientras asegura que no tiene ningún sueño pendiente de cumplir.
"No me voy a morir frustrado", afirma, satisfecho de su obra, que, además de piezas de casi todos los géneros, cuenta con 26 bandas sonoras de películas como "La caza" o "Pascual Duarte".
A lo que sí aspira es a que su música se convierta en "parte de la cultura española". "No me gustaría ser un fenómeno local", explica este músico para quien el Premio Iberoamericano Tomás Luis de Victoria 2009, dotado con 60.000 euros, es "un honor muy grande" que, según dice, le ha conmovido.
"Los premios no aumentan las ganas de componer. Uno compone, o hace su arte, porque lo necesita", destaca este músico que el próximo jueves recibirá en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando un galardón que en ediciones anteriores han recaído, entre otros, en Harold Gramatges, Xavier Montsalvatge, Celso Garrido-Lecca, Joan Guinjoan, Antón García Abril y Gerardo Gandini.EFE
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