Este artículo se publicó hace 14 años.
Un macroproyecto científico español producirá tomates con sabor a tomate
Un macroproyecto español con participación de varios grupos de investigación, universidades y empresas generará nuevas variedades de tomate con más sabor y aroma, y dotados de propiedades más saludables, es decir, más ricos en azúcares, en ácidos orgánicos o en vitamina C.
El presupuesto de la iniciativa denominada Calitom 2010-2015 es de casi 2,5 millones de euros, de los cuales algo más del 20 por ciento procede del programa InnoCash, impulsado por la Fundación Genoma España, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, según ha explicado a Efe la directora de Proyectos, Emilia Gómez.
En el proyecto participan, entre otros, el Instituto de Biología Molecular y Celular de las Plantas (IBMP-CSIC), la Estación Experimental La Mayora (EELM-CSIC), la Universidad de Almería (UAL), y la empresa de semillas Zeta seeds, así como varias empresas productoras.
Hasta el momento, la investigación en el sector del tomate, un producto híbrido en casi todos los casos, que en España movilizó 869.530 toneladas en 2009, por valor de 814 millones de euros, se había centrado en su mejora desde el punto de vista de la producción y no tanto para el consumidor.
Con ese planteamiento, se han conseguido tomates más grandes, vistosos, duraderos en el tiempo y resistentes a los patógenos, pero insípidos en muchas ocasiones.
Esas características en la producción tomatera han requerido de una tecnología sencilla dado que esas características de tomate para cultivo uniforme son más simples genéticamente.
Según los expertos, el tema de reforzar el sabor es más complicado de conseguir, dado que el reto involucra muchos genes y complica la técnica.
El objetivo de este macroproyecto científico es producir variedades mejoradas de los tipos de tomate más demandados: tomate pera, cherry, etc.
Los híbridos han existido siempre, pero con las técnicas actuales (selección asistida por marcadores) se agiliza su generación, ya que pueden seleccionarse las plantas portadoras de los genes de interés y no hay que esperar a su desarrollo completo ni a que den frutos.
Uno de los investigadores involucrados en el proyecto y coordinador científico del mismo, Antonio Granell, del Instituto de Biología Molecular y Celular de las Plantas, ha explicado a Efe que las características que se quieren estimular con este proyecto "no dependen de un solo gen".
Ha recordado que se sabe, por ejemplo, que el sabor del tomate se vincula, sobre todo, al contenido de azúcares y ácidos, y a la relación entre ellos, con lo que una parte importante de la investigación se centrará en aspectos del genoma asociados a ello.
Uno de los primeros pasos acometidos en el marco de este proyecto, en el que se trabaja desde hace un año, ha sido identificar las respectivas regiones del genoma del tomate (dotado de 12 cromosomas) que afectan a las características de interés, mediante unos marcadores que permitan seguirlos fácil y rápidamente y así guiar el proceso de mejora hasta su incorporación a las variedades que existen o a otras nuevas.
Granell ha avanzado que ya se dispone de un mapa de alta resolución con estos marcadores, que permite identificar las regiones del genoma que hay que considerar para mejorar la calidad del tomate, y además el proyecto se sirve de las mismas plataformas de genotipado que se utilizan en biomedicina para el genoma humano.
El proyecto incluye tecnología "muy potente" de identificación de cambios genéticos en cada uno de los descendientes de los cruces generados durante el programa de mejora.
"Se están usando técnicas de genotipado de polimorfismos a nivel de nucleotide o SNPs para verificar si el cambio en un nucleotido concreto en una región genética asociada al carácter se ha incorporado en el material seleccionado", explica el científico.
Hasta el momento, se han realizado varios cruces entre las líneas de elite sobre las que se realiza la mejora y las aportadas por el CSIC, y se han seleccionado aquellas que han incorporado los marcadores de interés relacionados con la calidad del tomate.
En las familias obtenidas en cada uno de estos cruces se evalúa su composición genotípica (las diferentes versiones de genes) y fenotípica (los caracteres externos), así como su comportamiento agronómico para seleccionar las que pueden ser de mayor interés.
Estas familias de plantas serán sometidas a posteriores etapas de cruce y selección hasta obtener el resultado esperado. EFE
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