Este artículo se publicó hace 17 años.
Madrid corona a Henin como 'maestra' antes del traslado a Doha
El Telefónica Arena subrayó la condición de 'maestra', de dominadora absoluta del tenis femenino, de la belga Justine Henin, ganadora de las dos ediciones en las que el Masters Femenino se ha disputado en Madrid y cuya corona pondrá en defensa desde el 2008 en Doha, sede próxima del torneo durante tres temporadas antes de un nuevo traslado a Estambul.
La segunda y última edición del Masters Femenino de Madrid dejó patente la sonora superioridad que revela la jugadora belga en el circuito. El triunfo ante Sharapova supuso un cúmulo de nuevos méritos para la belga.
Henin es la primera raqueta en los últimos diez años que completa un curso con una decena de títulos en su mochila. El de Madrid es un añadido a los triunfos en Dubai, Doha, Varsovia, Eastbourne, Toronto, Stuttgart y Zúrich además de los Grand Slam de Roland Garros y Abierto de Estados Unidos.
Pero además, la belga se convirtió en la sexta raqueta de la historia en defender con éxito la corona de 'maestra'. Antes solo lo hicieron leyendas del tenis femenino como las estadounidenses Chris Evert y Martina Navratilova, la serbia Monica Seles, la alemana Steffi Graf o la también belga Kim Clijsters.
Además, el epílogo al paso por Madrid contempló un encuentro excelso. Un duelo de récord. El más largo del torneo, desde que adquirió el formato actual en 1999. Tres horas y veintidós minutos. Superó, de largo, al de hace dos temporadas, en Los Ángeles. Cuando la francesa Amelie Mauresmo batió a su compatriota Mary Pierce en tres horas y seis minutos (5-7, 7-6 y 6-4).
Fue una batalla digna de dos de las mejores raquetas del mundo. La expresión máxima de dos estilos contrapuestos. La permanencia y la estabilidad del talento de Justine Henin y la vuelta de Maria Sharapova.
La organización y el público de Madrid se dio la enhorabuena ante la confirmación de la presencia de la tenista siberiana. Ganadora de este torneo en el 2004 es una de las 'clásicas' a pesar de sus veinte años. Despide glamour por todas partes. Es el mayor reclamo para el circuito a pesar de los intentos de la jugadoras de aparcar ese presunto divismo.
No decepcionó Sharapova. Despidió destellos de su mejor juego. Del de antaño. Del de siempre antes de la lesión en el hombro que la ha tenido a maltraer en el 2007 y que ha condicionado el presente de su historial. Recuperó su servicio y fue la única que tuteó a Henin. Lo hizo en la final. Donde ofreció respuesta mientras le duraron las fuerzas. Advirtió su condición de alternativa a la hegemonía del tenis femenino.
A pesar de la fuga forzosa que ejecutó la única estadounidense del cartel, Serena Williams, a los cuarenta minutos de su debut por una lesión en la rodilla, el torneo cumplió las expectativas en el año de su despedida.
Distante de la expectación que despierta el Masters Series masculino, el tenis de mujeres ha tenido su tirón. A pesar del vacío en los asientos en las sesiones iniciales. Williams era un aliciente y su marcha fue una decepción cubierta, con creces, por la emergencia del futuro que representa la rusa Anna Chakvetadze y, sobre todo, la serbia Ana Ivanovic.
La balcánica destella simpatía por todas partes. Se ha ganado al público. Y además es una tenista excelsa. Disputó el triunfo y se quedó en semifinales, la número cuatro del mundo. También encandiló la moscovita, que fue de menos a más en el torneo y que tiene en su mano parte del futuro.
Menos brillante fue el paso de la otra serbia Jelena Jankovic, en precarias condiciones por el cúmulo de esfuerzos desarrollados en el curso y de la número dos del mundo Svetlana Kuznetsova. La checa Daniela Hantuchova dispuso de una presencia intermitente y la francesa Marion Bartoli, que sustituyó a Serena, pasó desapercibida.
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