Este artículo se publicó hace 16 años.
Otro mal trago para una industria en apuros
El pinchazo de festivales se une a la crisis crónica de la venta de cedés en España
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El pinchazo de la burbuja de festivales, vaticinado durante meses desde el sector, agranda la monumental crisis que vive el sector musical en otro de sus flancos: el discográfico. El directo era hasta ahora el lugar donde se recuperaba el dinero que no se ganaba con la venta de discos. Seguirá siendo así, pero parece que la época de vacas gordas ha finalizado.
Como terminó, hace ya mucho tiempo, la fiesta del CD. En la última década, el gasto en música de los españoles ha caído un 64%, cifra que ha dejado a la industria discográfica al borde del precipicio, según datos de Promusicae. Sólo en en 2008 se vendieron 22 millones de cedés menos que en el ejercicio anterior: de 257 millones se pasó a 225. Teniendo en cuenta que en 2001 se despachaban 600 millones, uno se puede imaginar las proporciones de la crisis.
Las ventas del mercado digital no logran compensar las pérdidas de los soportes físicos. Entre 2008 y 2009, el aumento en este sector ha sido únicamente del 8%, de 27 a 29, 2 millones de euros.
Las consecuencias de este vertiginoso descenso se han materializado en despidos, tanto de personal como de grupos. Las actuales plantillas de las multinacionales no pueden gestionar el mismo volumen de bandas que hace una década y su capacidad promocional ha disminuido enteros.
Sellos que cierran
Los sellos independientes tampoco se libran de la crisis del CD. Hace tan sólo una semana, uno de los sellos más prestigiosos de la música alternativa en Estados Unidos, Touch & Go, anunciaba una drástica reducción de sus actividades. Es de esperar que alguna de las históricas casas de discos independientes españolas se vea afectada próximamente por esta situación.
En este sentido, el cierre de la cadena de tiendas Castelló, donde estos pequeños sellos tenían su mercado, puede significar el principio del fin para muchos de ellos. Este panorama ha hecho que muchos sellos, como por ejemplo Mushroom Pillow, hayan creado su propia agencia de contratación para trasladar su negocio de la venta de discos a los conciertos.
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