Este artículo se publicó hace 13 años.
Mala redacción afecta los ensayos farmacológicos más importantes
Por Frederik Joelving
La mala redacción de losartículos publicados en revistas médicas dejó a un panel demédicos de Alemania que iba a elaborar guías psiquiátricas sinsaber en qué estudios confiar.
Tras revisar 105 ensayos farmacológicos, supuestamente losmás importantes (gold standard), sobre el trastorno bipolar, elpanel tuvo que excluir varios estudios porque carecían deinformación clave. Al final, el panel revisor aceptó seisestudios.
"Cuando analizamos los datos, vimos que no era tan sencillodecidir en cuáles podíamos confiar", dijo Andrea Pfennig, delHospital de la Universidad de Carl Gustav Carus, en Dresden."Eso realmente nos sorprendió", añadió.
El trastorno bipolar, a veces llamado trastornomaníaco-drepresivo, es una enfermedad mental que causaalteraciones graves del ánimo, de la depresión a la excitaciónmaníaca.
Los efectos adversos de los fármacos para tratar estacondición, como los estabilizadores del ánimo y losantipsicóticos, son graves. De ahí la importancia de lasguías.
El doctor Daniel Strech, otro integrante del panel yexperto en ética de la Escuela de Medicina de Hannover, sostuvoque los resultados son preocupantes. "Uno podría cuestionar sivalió la pena realizar estudios sobre miles de pacientes cuandono se pueden usar los datos", dijo.
Esta evaluación de calidad, publicada en Journal ofClinical Psychiatry, abarcó a todos los ensayos aleatorioscontrolados publicados entre el 2000 y el 2008.
Esos ensayos son la herramienta más sólida que tienen losinvestigadores para probar los beneficios o los riesgos de lasnuevas terapias. Si el proceso de randomización es inadecuado,por ejemplo, o los autores conocen qué tratamiento recibe cadapaciente, la interpretación de los resultados estará sesgada.
El panel alemán utilizó una lista de control con 72 puntosque deberían incluirse en los informes finales. Un cuarto deesos puntos no aparecía adecuadamente expresado en los 105ensayos sobre trastorno bipolar.
Sólo un 15 por ciento describía cómo había "enmascarado" eltipo de terapia que habían recibido los participantes. Estudiosprevios habían demostrado que ese "error" induce a un usoexagerado de los fármacos, comentó Strech.
"El resultado suele ser más positivo. Un médico debeconsiderar que el tratamiento no es tan efectivo como se lopresentó", agregó.
En la mayoría de los casos, también faltó información sobrepuntos importantes, como cuántos pacientes deberían tratarsepara ver mejoría en uno o para tener un efecto adverso.
FUENTE: Journal of Clinical Psychiatry, online 25 de enerodel 2011
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