Este artículo se publicó hace 14 años.
¿Es malo para el corazón vivir debajo de una ruta aérea?
Por Lynne Peeples
Vivir con aviones queresuenan regularmente sobre la cabeza pondría en riesgo elfuncionamiento saludable del corazón, según sugiere un estudioefectuado en Suiza.
En 4,6 millones de adultos suizos, los autores hallaron quemorir por un infarto era más común en quienes estaban másexpuestos al ruido de los aviones.
"Eso fue muy evidente para las personas expuestas realmentea altos niveles de ruido y dependía de la antigüedad de laresidencia en esa zona tan ruidosa", dijo Matthias Egger, de laUniversidad de Berna.
No es la primera vez que el ruido aparece asociado conefectos negativos para la salud, incluido el riesgocardiovascular. Pero sería la primera ocasión en que se avanzaen determinar si el sonido es realmente la fuente de ese efectoo si se combina con otros factores, como la contaminación delaire.
"Cuando se estudia el ruido del tránsito vehicular secombinan el ruido y la contaminación. Al analizar losaeropuertos, pudimos separar esos efectos", dijo Egger.
El equipo de Egger registró 15.532 muertes por infarto en4,6 millones de residentes suizos entre fines del 2000 y del2005 mediante información detallada de un estudio en marchasobre mortalidad.
Los registros oficiales y los datos ambientales lespermitieron al equipo determinar la distancia entre la viviendade los participantes, los aeropuertos y las rutas principales,además de los niveles relativos de materia particulada en losvecindarios.
Esto permitió separar en cada participante la exposición alruido de los aviones y la contaminación ambiental durante 15años o más.
Tras considerar la contaminación y otros factores, como laeducación y el nivel de ingresos, el equipo halló que el nively la duración del ruido de los aviones elevaban el riesgo desufrir un infarto fatal.
Las personas expuestas a un promedio diario de por lo menos60 decibeles de ruido tenían un 30 por ciento más riesgo demorir por un infarto que aquellas expuestas a menos de 45decibeles, precisa el equipo en la revista Epidemiology.
En aquellos expuestos a los decibeles más altos durante 15años o más, el riesgo crecía un 50 por ciento.
Medir la exposición es complicado porque el ruido de losaviones es intermitente y puede superar los 100 decibeles almomento del despegue o el aterrizaje, explicó Egger. Pero 60decibeles es el ruido en un bar lleno de gente.
Vivir dentro de los 100 metros de distancia de una víaprincipal también aumentó el riesgo de infarto. El equipo nohalló efecto alguno de la materia particulada de lacontaminación sobre el corazón.
"Esto se suma a cada vez más pruebas de una relación causalentre la exposición al ruido y la enfermedad crónica, enespecial la enfermedad coronaria", dijo Hugh Davies, de laEscuela de Salud Ambiental de la University of BritishColumbia, en Canadá, quien no participó del estudio.
Davies apuntó a dos vías posibles por las que el ruidopodría dañar el organismo.
La primera es la llamada respuesta "pelea o huida". "Al oírun ruido muy fuerte, uno primero se sobresalta por el susto. Yesa respuesta no se desactiva fácilmente", dijo el experto aReuters Health.
La segunda vía es más directa: el enojo. Aunque no se tratede un ruido tan fuerte o molesto, como la radio del vecino,puede causar mucho fastidio si no lo apagan, explicó Davies.
Al final de ambas vías está la clásica respuesta al estrés,agregó Davies, y que consiste en un aumento de los latidos y lapresión.
Aunque no suele ser un problema cuando la experiencia esbreve e intermitente, ese tipo de respuesta produce un desgastecuando es cotidiana, como ocurre en las personas que vivencerca de una autopista o debajo de una ruta aérea.
FUENTE: Epidemiology, online 27 de septiembre del 2010
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