Este artículo se publicó hace 15 años.
Mamá, este grupo es muy raro
Experimentación y heterodoxia: las bandas que profanan el rock clásico son cada vez más visibles
Lejos del mundanal ruido, hay bandas metiendo su propio barullo (en algunos casos, en sentido literal). Optaron por abandonar las sendas ortodoxas del rock y hacer, como se suele decir en su jerga, su cosa. Estos grupos se mueven en circuitos hiperunderground que no tienen eco ni en las revisas más especializadas, lo que no les impide generar un público considerable, actuar constantemente y hacer, siempre al borde del precipicio económico, giras internacionales.
En mayor o menor medida, su música es rara, pasto de pocos. Sin embargo, desde hace unos cinco años, este movimiento outsider ha sufrido un imparable proceso de ebullición que lo ha sacado a la luz. Por ejemplo, los barceloneses Za! alquimistas del rock improvisado con influencias que van del noise a las canciones tradicionales de Siberia y los madrileños The Joe K-Plan dúo de guitarra y batería que practican rock instrumental seco y contundente acaban de fichar por dos reconocidos sellos de la escena independiente: Acuarela y Aloud.
"El rock y el pop han agotado su fórmula sentencia Alberto Alegre, bajista de Za!; si quieres que algo te sorprenda, hay que tirar de la música que se hacía hace 3.000 años. Nosotros la conjugamos con nuestro ruido, con electrónica y todo lo que vaya más allá de una melodía y un estribillo fácil". Por eso las influencias de Za! abarcan desde el black metal noruego hasta los ritmos de Etiopía, pasando por el gamelán de Bali, el free-jazz o la música tradicional de la República de Tuva, en el sur de Rusia.
El 14 de junio, The Joe K-Plan y Rosvita otro grupo madrileño que hace rock con influencias del post-punk y el kraut-rock alemán tocarán en Pau (Francia). En los siguientes 21 días, actuarán, sin una sola jornada de descanso, en Alemania, Bélgica, Francia, República Checa e Inglaterra.
Todo lo hago yo
"Buscamos los conciertos por Myspace, tirando de contactos: siempre hay un grupo al que has ayudado tú a montar un concierto en España. El propio promotor se encarga de alojarte y de darte la cena. Tocamos sin descansar porque un día sin concierto significa perder dinero", explica Manuel Campos, teclista y guitarrista de Rosvita.
Más peculiaridades: los (salvajes) conciertos de The Joe K-Plan duran poco más de media hora. Mario (guitarrista) y César (batería) descargan su arsenal de riffs y ritmos a la velocidad del rayo. Ver sus electrizantes movimientos libérrimas coreografías de rock es tan importante como abrir las orejas. "No necesitamos tocar más tiempo y creo que al público también le vale. Hay que reconocer que la intensidad que logramos alcanzar en los conciertos no está recogida en el disco", confiesa Mario.
Las letras son secundarias: mientras The Joe K-Plan y Rosvita hacen música instrumental aunque los últimos introducirán más textos en su próximo disco, que grabarán en julio, Za! se expresan en un lenguaje onomatopéyico inspirado en otro grupo estandarte del underground madrileño, Ginferno. "No queremos decir nada en las canciones. Si dices algo, tienes que dar ejemplo y nosotros somos unos fulanos con un trabajo normal que no van a dar lecciones de civismo ni de política. Y como cantar canciones de amor tampoco nos sale, de momento la voz es un instrumento más", recalca el bajista de Za!.
Cuentan con sus fieles y han llamado la atención de los grandes festivales. "A la gente que no escucha mucha música y viene a vernos, Rosvita le gusta mucho. De alguna manera somos inaccesibles, pero en directo llegamos al público", afirma su guitarrista. Es cuestión de probar.
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