Este artículo se publicó hace 16 años.
Manifestaciones sin precedentes lanzan un grito por la libertad en Colombia
Centenares de miles de ciudadanos colapsaron hoy las principales ciudades de Colombia, donde una marea de camisetas blancas invadió las calles para decir "No a las FARC", "No al secuestro", "No a la violencia" y "Sí a la libertad".
En lo que se puede considerar como una voz colectiva sin precedentes, millones de personas, según los medios de comunicación, se tomaron el país para decir "ya basta" de secuestros y de violencia, mensajes dirigidos sobre todo a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En la Plaza Bolívar, el corazón de Bogotá, donde se concentraron los manifestantes de la capital, frente al Palacio de Justicia, se colocaron unas 700 sillas blancas, significativamente vacías, a la espera de la liberación de ese número de colombianos que, según el Gobierno, permanecen cautivos de las FARC.
Los colombianos, que tan a menudo se muestran necesitados de comprensión internacional, hoy resaltaron las manifestaciones de solidaridad y concentraciones convocadas en más de 130 ciudades del mundo.
Al margen de las diferencias políticas o de discusiones sobre si la protesta debe ir dirigida solo contra las FARC o ampliarla a toda forma de violencia, los medios de comunicación colombianos insistieron en que no cabe la indiferencia y resaltaron que la iniciativa es ciudadana, no política.
Esas diferencias quedan en un segundo plano, dijo un editorial de El Tiempo, el principal diario de Colombia, ante "el significado más profundo de esta movilización".
Y este significado "no es otro que el de expresar un rechazo nacional a una inhumana violación de la libertad y a sus principales responsables", añadió.
Grupos de familiares de los secuestrados decidieron no participar en las marchas por considerarlas politizadas, pero sí se congregaron en un acto litúrgico, y algunos sectores del izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) se concentraron al margen de la marcha, pese que algunos otros, como el alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, participaron en las manifestaciones.
El presidente del PDA, Carlos Gaviria, cuyo partido concentró a unas 30.000 personas dos horas antes del acto central en la Plaza Bolívar, dijo a Efe que su formación "está sumándose a un estado emocional de protesta muy importante que hay en el país, pero sin dejarse manipular".
"El Polo tiene sus propias consignas y deja claro que repudia las acciones de las FARC, pero que no está con el Gobierno", sostuvo.
Algunos grupos políticos y sindicales, y también algunos de los familiares de los secuestrados, interpretaron estas marchas como politizadas y argumentaron que no querían que se convirtiera en un apoyo al Gobierno y que deseaban que se exigiera el acuerdo humanitario.
Este acuerdo, por el que se pretende la liberación de al menos los 44 secuestrados, considerados "canjeables" por las FARC y que incluyen a policías, militares y políticos, entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, también de nacionalidad francesa, además de tres contratistas estadounidenses, está paralizado.
Los medios de comunicación no ocultaban que en Colombia hay una violencia que no solo practican las FARC, pero recordaban que esta guerrilla, considerada terrorista por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, es su principal responsable.
Clara Rojas, ex candidata presidencial secuestrada el 23 de febrero de 2002 y liberada el pasado 10 de enero, participó en las marchas de Bogotá, alabó la masiva participación, al considerarla "la respuesta que necesitábamos".
Confió, igualmente, en que "las FARC estén escuchando" el clamor popular.
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