Este artículo se publicó hace 15 años.
Manifestantes y organizaciones sociales protestan contra el G20 en Pittsburgh
Organizaciones sociales críticas con el G-20 protestan hoy en Pittsburgh contra la agenda del grupo en la que algunos han bautizado como la "cumbre del pueblo", un movimiento respaldado por el Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
Entre los más madrugadores estuvieron los representantes de Oxfam, que organizaron un partido ficticio de fútbol americano disfrazados de jefes de Estado del G-20, que llegan hoy a esta ciudad de Pensilvania para su cumbre de dos días.
Los miembros de la ONG posaron para los medios a las orillas del río Allegheny, frente al centro de convenciones sede del encuentro y con una gran pancarta amarilla de fondo con el letrero: "Cien personas caen en la pobreza cada minuto".
Mark Fried, portavoz de Oxfam, explicó a Efe que el objetivo de la protesta es llamar atención sobre las necesidades de los países más pobres y la importancia de tomar acciones más enérgicas para frenar el cambio climático.
Fried dijo "esperar" que el Grupo de los Veinte (G-20) muestre su voluntad de desembolsar los 50.000 millones de dólares de ayuda que se comprometió a donar a los países más pobres durante la última cumbre de jefes de Estado en Londres en abril pasado.
A la protesta de Oxfam se sumaron otras en distintos puntos de la ciudad, incluida una organizada por el Proyecto de Resistencia Pittsburgh, que reúne a distintas asociaciones críticas con el G-20 y que ha llamado incluso a la desobediencia civil para mostrar su oposición al grupo.
A las manifestaciones se añaden una multitud de actos paralelos con espíritu crítico, como la serie de conferencias organizada bajo el título "Voces del Pueblo", en la que participa Stiglitz.
El Nobel de Economía fue el protagonista ayer de un debate en una iglesia de un barrio pobre y negro de Pittsburgh, cuya atmósfera contrastaba con la que se respira en el centro de convenciones.
La Iglesia Monumental Baptista atrajo a una audiencia entusiasta que coreó las críticas de Stiglitz a la gigantesca ayuda pública a la banca y su escepticismo de que la crisis está tocando fondo cuando el ejército de desempleados no deja de aumentar.
Stiglitz reconoció que el hecho de que el G-20 se haya convertido en el foro de referencia internacional es una mejora frente a la situación previa en la que el exclusivo club del G-8 era el encargado de dictar la pauta, pero insistió en que aún es necesario un organismo más representativo de la comunidad internacional.
El Nobel de Economía es especialmente crítico con la decisión del G-20 de mantener a flote algunos bancos considerados "demasiado grandes como para irse a pique" por su posible impacto sistémico.
"Lo que estamos haciendo es socializar las pérdidas y privatizar las ganancias", advirtió.
Los participantes en el acto criticaron la "burbuja" en la que viven los líderes del G-20 congregados, dijeron, en un ambiente de lujo y aire acondicionado, el gran ausente en la Iglesia Monumental, donde los asistentes tuvieron que improvisar abanicos con libretas y trozos de papel para hacer frente al calor.
Sue Bastian, una profesora de primaria, es una de los miles de manifestantes que se han desplazado a Pittsburgh para protestar contra el G-20, cuyos dirigentes, dijo, representan "a los ricos y los poderosos".
Las manifestaciones que se celebran hoy y continuarán mañana transcurren en una atmósfera de gran seguridad en una ciudad tomada por la policía y los vehículos militares y cerrada al público en las inmediaciones del centro de convenciones con elevadas vallas metálicas.
Eso hace que el centro de Pittsburgh parezca hoy una zona fantasma de negocios cerrados y calles en las que los escasos transeúntes llevan uniforme policial o militar.
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