Este artículo se publicó hace 15 años.
El maratón electoral indio culmina mañana
La India completa mañana su maratón electoral, con el desarrollo de la última de cinco jornadas de votación para el Parlamento del que saldrá el nuevo Gobierno del gigante surasiático.
Sin favorito claro, el histórico Partido del Congreso de Sonia Gandhi, que ha gobernado el país los últimos cinco años, y el hinduista Bharatiya Janata Party (BJP), compiten por lograr una mayoría que les permita encabezar el próximo Ejecutivo.
"En el peor de los casos, el Congreso surgirá como el principal partido", dijo el candidato del partido de la dinastía Nehru-Gandhi, el actual primer ministro, Manmohan Sungh, en su último mitin electoral esta semana.
Consciente de que ninguna formación es capaz de lograr una mayoría absoluta y de que el "vencedor" tendrá que formar una coalición para gobernar, Singh no descartó ningún posible aliado y aseguró que "la política es el arte de lo posible".
La fase de votación que mañana se desarrolla en nueve estados y territorios indios pone fin a unas elecciones en las que un total de 714 millones de ciudadanos estaban convocados a las urnas para elegir a 543 legisladores de la cámara baja del Parlamento.
En las cuatro jornadas electorales ya celebradas, la participación se ha situado entre el 50 y el 60 por ciento.
Mañana, los colegios electorales volverán a abrir sus puertas a las 07.00 horas locales (01.30 GMT) para los 107,8 millones de electores que componen el censo de esta última tanda de votaciones.
Los votantes deben escoger a los últimos 86 legisladores que faltan por decidir entre un total de 1.432 candidatos, entre los que destaca Varun Gandhi, nieto de la ex primera ministra Indira Gandhi y "oveja negra" de la familia, que se presenta candidato por el BJP.
Durante la campaña, el joven Varun, de 29 años, ha gozado de amplio protagonismo por su verbo incendiario, que lo llevó a amenazar en un mitin a los musulmanes de la India, a los que instó a abandonar el país.
Sus proclamas le costaron una denuncia ante la Justicia y varias semanas de privación de libertad, pero también el salto al estrellato político.
La Comisión Electoral cifró en 2,1 millones el total de efectivos de las fuerzas de seguridad destacados para evitar actos violentos durante un proceso que no ha estado exento de violencia, sobre todo en la primera jornada, el 16 de abril.
La guerrilla maoísta, activa en el llamado "cinturón rojo", una franja de territorio en el centro y el este de la India donde los rebeldes tienen una fuerte presencia, empañó el inicio de las elecciones con ataques a las fuerzas de seguridad y el funcionariado electoral que costaron la vida a 19 personas.
Al menos otras seis personas murieron en la segunda y cuarta jornadas en episodios de violencia partidista o separatista.
Durante la campaña, tanto los líderes del Congreso como el del BJP, L.K. Advani, se han lanzado duras acusaciones remitiéndose a episodios dolorosos o mal gestionados de Ejecutivos anteriores, pero han ofrecido poca cosa al electorado.
En momentos de crisis económica de la que la India ya está acusando los efectos, de amenaza terrorista y de tensión con la vecina Pakistán, ha sido notable la ausencia de mensajes de futuro para los casi 1.200 millones de habitantes del país.
A la incertidumbre sobre el resultado electoral contribuye la formación de un Tercer Frente, formado por comunistas y partidos regionales o representantes de casta, que algunos piensan podría dar la sorpresa y empujar al poder central a la "dalit" o intocable Mayawati, jefa de Gobierno del estado norteño de Uttar.
Será el día 16, cuando la Comisión Electoral efectúe el escrutinio y anuncie los resultados, cuando se sepa qué partido tendrá en sus manos la "sexta fase" electoral, como la prensa ha bautizado el periodo de negociaciones para la formación del Gobierno.
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